Saturday, August 20, 2005

Ya nunca escribes

Si no tuviera a Quique González y su dulce arrastrar de palabras con una guitarra que nunca suena tan bien como cuando él la toca, si no me quedara el nuevo disco de Joaquín Sabina, para consagrarlo o aceptarlo según se haya portado, si no supiera que me queda poco para poder ponerme de nuevo la chaqueta de cuero. Si no hubiera dejado de escribir definitivamente a favor de las formas más estridentes de literatura, la interpretación de uno mismo, fingir que quiero a alguien.
Si no fuera capaz de ciertos sacrificios y no sufriera de un exceso de sentido del humor. Si me centrara en el "hacia dónde voy", y menos en el "¿Para qué he venido?" y me volviera irresponsable respecto a mis amigos y mi compromiso con el alcohol... qué bien me sentiría conmigo mismo. Y los demás dejarían de hacer comentarios sobre mis malas costumbres, para criticarme por otros motivos más profundos.
Hoy me he despertado con ganas de suicidarme leyendo best-sellers. Qué idiota es la gente, incluyéndome a mí.
Para ser más coherente, me haré ecologista: Salven a las nutrias, quemen a los americanos.

Friday, August 19, 2005

Después del Cartojal, la paranoia

Nunca he tenido demasiados problemas a la hora de hacer el ridículo. Es algo que me parece sano. Ayer estampé mi firma sobre la pena de muerte de otro servidor de Dios y las estrellas, no sé escribir a máquina con ellas. El caso es que en los burdeles de moda, dónde se desnuda la verdad para luego cubrirse de anonimato, buscan las gordas que las flagelen con humo los caballeros dudosos. Los que nunca admitirían que una conversación con otra mujer, con menos pene, y más idea, y más inseguridad, les llena. Estoy más dispuesto que ayer a fundar un club de adictas al glamour y otras absurdidades. Así de benévolo soy con vuestro género esquivo, queridas amantes de otro.
Veo "octor en Alaska", que es como "Doctor en Alaska" antes del INSERT inoportuno, etílico, y descubro, entre los personajes a una india enamorada de las palabras, capaz de acostarse con cualquiera que pueda plagiar un soneto de Bécquer, le doy el beneficio de la duda, porque no creo que Garcilaso le gustase. Es la sorpresa a través de la enumeración lo que buscaba ése precursor estúpido y creyente. La Taxonomía no crece en el espíritu, sino a costa de él.
Sin más recurso literario, me despido. He de dormir la mona, que no dormir a la mona llamada Fernando. Ese amigo del que hablaré tan bien cuando se muera,
Ciao.

Tuesday, August 16, 2005

A trompicones

Vivimos en el presente constante, en la fuga continua, de espacios y sombras que se superponen, creando el devenir programado, o la ramificación inesperada. Tanto da, porque todo acaba en el mismo sitio.
Puedo entender (Aunque nunca compartiré sus formas) al que se duele de la alegría, el éxito, o el mérito de otros. Esta forma de arrastrarse surge de una deducción subconsciente y relacionada con la Geometría. Si un vértice del poliedro avanza, los otros retroceden de forma relativa. Por más que no se sepa adónde lleva la dirección que toma el que emprende, el miedo existencial a estar detrás de otros puede resultar insuperable.
Hay gente a la que me niego a ayudar, y quiero ser concreto por una vez, porque las facilidades les distorsionan. Y los vuelven imbéciles. No basta con ser inteligente, hay que asumir que otros son mejores que tú, y renunciar a la pedantería cuando no es oportuna, ni tiene como objetivo el follarte a una chica guapa. La pedantería hay que ganársela, con años de diletancia y visitas de snob cultureta al Café con Libros, que es un lugar donde no sirven Fanta, y uno es libre de coger de una estantería cercana un libro medio roto y sucio sobre el decadentismo, la belleza griega, o la caída del Muro.
El personaje que define el texto existe con abundancia en Universidades y otros zoológicos, y suele ser aficionado a la psicología de salón, que se practica dándole martillazos a Freud, quien tuvo, a mi entender, la desgracia de ser tomado en serio cuando él sólo quería escribir pornografía usando un dudoso estilo cientifista. Más le hubiera valido al fundador del psicoanálisis decir que las pruebas de su teoría le habían llegado por revelación divina que sostener, como hizo, que la negación por parte de sus pacientes de las hipótesis que él elaboraba sobre el origen de sus traumas ya era una buena prueba de la validez de las mismas.
Quizás lo esté tergiversando un poco. Probablemente lo haya malinterpretado.
Seguramente lo he manipulado todo, forzando las interpretaciones para darme la razón y sentirme más seguro de mí mismo.
Sí, es innegable. Así que no es cierto.
Espero seguir escribiendo por aquí un poco más. Lo disfruto, y me resulta útil. Dentro de poco, y en doloroso goteo, mis amigos se van a ir despidiendo de mí, para construir sus vidas fuera de Málaga. Yo tomé una decisión hace tiempo. Y voy a seguir resistiéndome, para que mi opción se mantenga.
Todos necesitamos ser un poco coherentes de vez en cuando, digo yo.

Monday, August 15, 2005

Internet subraya que la forma más radical de anonimato es expresarse donde todos lo hacen. No amenaza mi individualismo el escribir un diario público porque en esta página hay miles de ellos. Gente con una vida mucho más interesante que la mía, con ideales, y propósitos, e hijos, y novelas escritas en las partes reutilizables del papel de baño.
Yo no soy más que un joven aturdido por la moda de ponerle alerones a todo, una especie común, una hormiga aficionada al güisqui y las películas de serie B.
A lo mejor es que me he despertado nostálgico, pero echo de menos aquellos años en que las mujeres iban desnudas a hacer la compra, y el presidente del Gobierno era un mono llamado Frank. De aquella época dulce sólo me quedan sueños eróticos. Es curioso.
Esta tarde debo hacer todo lo posible por emborracharme. Es feria en mi ciudad, que es Málaga. La nunca bien ponderada Málaga. Podría estar horas hablando de ella. Pero me aburriría de sólo oírme. Creo que voy a escribir un pequeño divertimento. Antes de irme a por un ciego de tamaño estándar.

"La cabeza me da vueltas ¿Dónde estoy? Éste no es mi pueblo. No se parece en nada. De hecho, ni siquiera es un pueblo. Es un hoyo humeante en el suelo del tamaño de veinte estadios de fútbol. Espera un momento. Este sí es mi pueblo. Joder. Es Alhaurín de la Torre, reconozco esos pinos a lo lejos. Y la montaña. Allí debería estar, más o menos, el Instituto. ¿Qué coño ha pasado? ¿Qué?
Oh, no. Piccolo. Ya lo entiendo. La onda vital. Yo estaba cagando en el baño de la obra. Agh, maldito bicho verde. No sabe aceptar una broma. En fin. Me he quedado sin casa. Ya no podré ir a comprar al Aldi. No tengo nada. Mi novia será ahora un montón de cenizas. Mi madre, lo mismo. ¿A quién le contaré mis penas?
Tendré que ir andando a la ciudad, y convertirme en un gran guerrero. Sólo el entrenamiento me permitirá zumbar a ostias en un futuro a ese desaprensivo. Vas a acordarte de mí, mariconazo, como que me llamo Guaka"

Habrá parte 2, cuando me llegue la inspiración.

Sunday, August 14, 2005

El Cuervo (Chorizo Fashion Edition)

Yo siempre he querido ser escritor. Desde pequeño. Mi gran problema ha sido que las palabras no se me han dado nunca demasiado bien. Siempre he sido más un hombre de acción que otra cosa. Me lo han reconocido en varias ocasiones los que me rodean:
- Jo, tío, tú sí que sabes pegarle una paliza a un bebé.
Cuando escribo, me siento algo más libre, porque puedo abstraerme del personaje de tipo duro que siempre he representado a mi pesar. Y parecerme un poco más a esos caballeros que se preguntan, con vivo interés, cómo será el estar embarazados.
Quisiera ahora atreverme con un pequeño relato. Sólo por probar, sin pretensiones de ningún tipo. Porque quiero averiguar si mi imaginación funciona también cuando estoy sobrio.

"Bajo el picacho inclinado sigue el río, que llega al puente cercano a la encrucijada, que pierde uno de sus brazos en el Norte, hasta llegar al castillo medieval de Torrealba, siniestra silueta que proyecta su sombra sobre la hierba apenas crecida.
En dicho castillo mora un rey que se ha vuelto loco. Que un día, de puro aburrimiento, se comió a uno de sus lacayos. Este hombre no tiene pene. Ni lo necesita. Es un tipo especial de necrófago gay, y su primer apellido recoge el significado de esta nueva perversión. Sufre del síndrome de Solana.
- He dicho que no quiero acelgas - Grita a su sirviente más viejo, mientras empuja el plato con violencia.
- Señor, es carne de buey - Responde, humilde, el criado.
- Ah, apartaos de mí, felón. Siento que las musas me llegan con su canto. Traedme el instrumento Real. - El Rey sufría con cierta frecuencia de estos accesos artísticos. Podía tocar durante horas su heterodoxa música.
Felipe González, que tal era el nombre del sirviente, apareció presto con una bandeja de plata, encima de la cual se hallaba lo que componía el medio de expresión de su amo: Un peine, y una servilleta.
Abalanzóse el rey, como con hambre, sobre la bandeja. Con dedos temblorosos rodeó el peine con la servilleta, y luego se la acercó a los labios. Soplando a través de ella, simuló durante horas el sonido de una trompeta. Hasta quedar satisfecho. Despúes del terrible esfuerzo, se derrengó sobre el sillón. Y así durmió hasta la madrugada.
Lo despertó un extraño sonido, algo picoteaba en el cristal de la ventana. El rey, con curiosidad, se levantó para acercarse a la fuente del sonido. Y allí lo vio. Un cuervo.
- Menuda mierda de pajarraco, ha interrumpido el sueño en el me paso por la piedra el cadáver de Elvis Presley. Lo voy a trincar y ya tengo cena.
Dicho lo cual abrió la ventana. El ave voló por encima de la cabeza del soberano, y fue a posarse en la cúspide de una columna rota que había en medio del salón sin propósito aparente ni respeto por la coherencia arquitectónica.
- Ah, pájaro mamón, ¿Cómo osas resistirte a los designios de aquel a quienes sus súbditos llaman, cariñosamente, el rey cornudo?
Su Majestad, haciendo uso de una agilidad impropia de su edad, su barriga, sus costumbres y su estereotipo, se abalanzó sobre el bicho, dando un salto de diez metros en vertical y cincuenta centímetros hacia delante.
El pájaro, que en realidad era una paloma haciendo horas extras, escapó fácilmente del ataque, volando hasta posarse en la cabeza de un buey disecado. Como fuera que el rey no había calculado bien el impulso, y que mientras saltaba estaba profiriendo amenazas. Su mandíbula chocó, por efecto del peso, con la cima de la columna, cerrando con tal violencia la boca del soberano que cortó en dos la lengua que sobresalía.
Dolorido, con una mano en la sangrante boca, gritóle el rey al malvado cuervo:
- Ommo é coja, e van terá.
A lo que el pájaro respondió:
- Heil, Hitler.
- Añ, páharo nazi - Gritó mientras le tiraba la corona, proyectil que el cuervo evitó fácilmente.

El rey empezaba a darse cuenta de lo difícil que iba a ser dar caza al ave maldita por sus propios medios. Fue entonces cuando sacó la escopeta que tenía escondida detrás del sillón, por si los mormones, y le metió un tiro entre los ojos.
- Ahí aprenderá.

FIN

Hasta otra.

Presentación

Quiero dejar otra cosa a la mitad. Como mi web, mis estudios, mi personalidad. Disfruto con las lagunas y los comienzos. Y mi otra intención es obligarme a escribir un poco.
Tengo la mente oxidada, chirría cuando pienso, y necesito un descanso de mi inactividad. Dejar la dolce vita y ser un frívolo hasta el domingo, en que me eleve sobre mis frustraciones y mis ganas de emborracharme para ir a vomitar a la puerta de un colegio.
Esas son las únicas razones que voy a expresar. Hay otras, probablemente, pero sólo se me ocurrirán pasado un tiempo. O quizás me las invente.
Ya pasaré por aquí a escribir algo que no merezca la pena leer.