Wednesday, August 16, 2017

Perdonado

Las discotecas que improvisan cerca de mi casa los muchachos de peinado estúpido suenan como los latidos de un corazón acelerado. Lástima que no exploten y la onda expansiva se lleve por delante a unos cuantos "crestas". La vida puede ser terriblemente indulgente con gente que no sabe divertirse sin molestar.
Y aquí termina mi momento "viejo furioso". Voy a hablar de mi dilema:
A lo largo de los años, mediante ahorros y lánguido esfuerzo, he conseguido hacerme con un poquito de conocimiento sobre diversos temas que, si bien en su mayoría de inútil naturaleza, a veces poseen vertientes prácticas que sistemáticamente me he negado a explorar.
La cuestión es que, desde que pasó lo que pasó, no sólo me doy cuenta de que la vida es fugaz, sino también soy más consciente de que mi mente podría desaparecer sin previo aviso. Es difícil imaginarse sin conciencia, pero al final la conclusión acaba siendo que el retorno por mi inversión, si alguna vez esperé alguno, no va a llegar si no me empeño en ello.
Hay algo más. Esto es personal, pero ya no duele porque me he curado recientemente: Mi hambre de títulos viene para compensar un enorme fallo (Una maldad) que cometí poco después de que este blog empezara a caminar (12 años ya de eso). No tiene sentido que me siga sintiendo culpable, después de haberle visto las bragas sucias al juez.
Así que, porque me preocupa estar perdiendo algo irrecuperable y efímero y porque quiero dar un giro, he decidido que con la tercera carrera termino de hacer base ¿Sabéis qué? Las carreras no son lo suficientemente específicas como para dar derecho a nadie a hablar con propiedad. Al final se trata de un papelote colgado en una pared. No tienen mérito.
Mi plan es intentar salvar algo en Septiembre, dos matrículas ambiciosas los próximos años y posiblemente pasar a un Máster que he visto por ahí que tiene fama de sólo dar fama. Un descanso, vamos. Después de eso (También antes) será mi situación personal la que trace el surco por el que me desvíe. Mi cerebro me tortura incansablemente, pero espero no volverme totalmente loco antes de tiempo.
No es el momento de anunciarse, no es el momento de desdecirse, no es el momento de cuidar las flores ni de arrancarlas. Sí es el momento de restaurarse. Un poquito de fe, que algunas cosas se han hecho bien aunque sólo haya sido para mitigar las culpas. Y también un poco más de tranquilidad, y de paciencia. También para los psicópatas de cráneo desnudo que machacan el pinar con sus bajos. No, esos que se extingan.