Wednesday, February 08, 2023

El procedimiento

Me alejé de aquí para que mi estilo volviera a los ajustes de fábrica. Cuando leía mis plomíferos posts sobre la vida, la muerte y lo de en medio me daban ganas de desdoblarme y apuñalar al otro. Había que irse un rato, sí, luego volver si tocaba. Y creo que toca, porque hay cosas que contar y esto es también un diario.
Pero esta vez no voy a travestir mi historia personal haciendo una metáfora que solo entenderé yo. Cada vez es mayor el riesgo de olvidar lo que quise decir cuando lo dije y la mayoría de lo que escribí no sirve ni como ejercicio de vanidad.
Mi vida ha sido un descontrol controlado últimamente, pero he aprendido más en los últimos dos años que en los diez anteriores. Tengo ahora grandes teorías sobre cómo hay que moverse en el mundo. Si tuviera descendencia, las lecciones las tendría preparadas y, probablemente, no les servirían, porque mi nueva forma de ver el mundo tiene mucho que ver con aquello de que cada cual debe buscar su propio camino llevado hasta el extremo de "los consejos son basura porque las circunstancias cambian constantemente".
Vuelvo a perderme un poco. Para explicar el cambio que he sufrido es mejor que hable sobre cómo era antes y para ello empezaré por lo que no ha cambiado: Yo era y soy bastante cínico en la superficie, de éstos que usan el sarcasmo a cada oportunidad que se presenta pero, a la vez, sabe que hay cosas que realmente importan, y que importan mucho. Una de estas cosas es la justicia, otra de estas cosas es el conocimiento y por encima de todas las demás está la libertad.
Esos tres valores siguen conmigo, también sigo con el sarcasmo porque me divierte y porque creo que tengo un personaje muy pulido por el tiempo y las veces que he intentado cambiarlo ha sido un fracaso.
Hablo ahora de lo que sí ha cambiado: Antes tenía muy interiorizado algo que me gusta llamar "el procedimiento". Esto viene casi completamente de mi educación, pero habiendo tenido cerca ejemplos de cómo seguir el procedimiento reportaba beneficios y cómo las desviaciones llevaban a los más espantosos fracasos yo tenía muy claro que, al menos en esto, quienes me educaron tenían razón.
El procedimiento, como se puede deducir de lo que digo, consiste en hacer las cosas de una manera consistente, predecible y de acuerdo con lo que se te requiere. Lo podemos llamar "ser un buen soldado" si queremos. También lo podemos exagerar y decir que consiste en someterse a lo que se te exige sin objeciones, pero lo cierto es que puedes ser crítico con el procedimiento y aún así seguirlo, al menos tal y como yo lo aplicaba, aunque reconozco que durante la mayor parte de mi vida hubo gente a mi alrededor que pretendía que no solamente siguiera las reglas, sino que también me las creyera.
Tal era mi compromiso con el procedimiento que llegué a hacer sacrificios que siempre supe internamente que no me correspondía hacer solo para salvaguardar mis opciones para continuar siguiendo el procedimiento. En este absurdo el factor principal era un miedo inculcado y estúpidamente interiorizado.
El enganche que encontró en mí para deformar mi voluntad fue que yo mismo reconocía haber cometido grandes errores, aunque no lo exteriorizara. Uno en particular, una mentira extendida durante mucho tiempo, me estuvo persiguiendo años después de lo que es razonable, teniendo en cuenta que una pena por asesinato hubiera tenido menos cárcel.
Así que con esa culpa y esa educación acabé aferrado a hacer algo que odiaba para ganar un dinero que ciertamente es más del que gana la mayoría pero que os puedo asegurar que tampoco da para llevar una vida de lujos. Y como las cosas que se hacen a disgusto acaban por no hacerse bien, no importa cuánto te empeñes, al final lo que conseguí fue sustituir los resultados por burocracia y hacer que el procedimiento, esa garantía de éxito, fallara conmigo.
Falló tanto que, al final, el divorcio de mi trabajo con el que tanto fantaseaba al mismo tiempo que temía que llegara, vino. Y vino de manera inesperada, cuando creía que estaba en una buena posición para renovar y seguir un tiempo más con esa aparente estabilidad.
Las opciones que se me presentaban eran dos: Podía agachar la cabeza, seguir el procedimiento y aceptar la limosna con la que querían compensar lo que iban a robarme o... intentar una alternativa.
Hay un tema que he mencionado y es el de que yo cometí errores y uno en particular, hará ya unos 20 años, me tuvo desconfiando de mí mismo y con una autoestima más bien baja.
Durante ese tiempo ayudó poco que tuviera cerca a gente que de forma más o menos velada me lo recordaba, recreándose sin duda y además gente de lo más procedimental, a los que yo consideraba incapaces de una rebelión. Gente que, visto en perspectiva, nunca merecieron la más mínima autoridad sobre mí, pero el hecho es que la tenían aunque se quejaran de que no tenían suficiente.
Pero un día sucedió algo terrible y, poco después, algunas caretas cayeron. Y cayeron tan abruptamente que, por mucho que yo tuviera asumida mi inferioridad moral, tantas veces subrayada por este entorno, ya no hubo forma de que yo volviera a considerar a esta persona como digna de la más mínima atención en asuntos morales.
Y esto llevó a esa situación de la que hablaba Nietzsche sobre cómo la caída de los dioses te lleva al nihilismo y después debe reconducir a la construcción de nuevos valores. Después de ver que el moralista era tremendo corrupto moral, de que el acusador más bien merecía sentarse en el banquillo de los acusados... me lo replanteé todo.
De ese replanteamiento, que vino poco antes de mi crisis laboral, vino la solución a la misma. Todo lo que me habían enseñado es relativizable o directamente falso y el procedimiento no sirve ni para limpiarse el culo con él porque viene de gente en la que no se debe confiar. Había que salir de todas las cajas del pensamiento, y yo tenía unas cuantas.
Así que, sin ponerme límites, empecé a buscar y encontré. Y no solo encontré, es que ni siquiera me costó mucho hacerlo, y eso que fui como los locos, pura anarquía devoradora de resultados en Linkedin. El resultado es que ahora me va mucho mejor de lo que me iba antes, no solo desde mis propios parámetros (Disfrutar de lo que hago, no forzar demasiado la máquina, que mi actividad requiera una actividad intelectual compleja no de repetir una serie de pasos de forma mecánica), sino también desde los supuestos parámetros de los que tantas lecciones de vida daban (Ganar más pasta, tener estabilidad).
He aquí la verdad que me ha cambiado la vida: Que lo universal no existe, que todo cambia, que todo lo que debes aprender a hacer es a observar y actuar según tus objetivos. Y esos objetivos los dictas tú y nadie más. Aléjate de quienes pretendan no solo educarte en un cómo sino imponerte sus qués.

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