Sunday, June 24, 2007

Planta tercera

- Hola, Ramón.
- ¿Te conozco?
- Por supuesto que sí, soy López, el de la quinta planta.
- Pero yo no conozco a nadie con bigote.
- Nada que no se pueda resolver fácilmente. - Se quita el bigote falso de un tirón - ¿Ahora?
- ¿Y no eras calvo?
- Llevo peluca.
- ¿Qué te trae por la planta tercera?
- Tan sólo bajé para saludarte.
- Apenas nos conocemos.
- También vine por la máquina de café.
- Tenéis una en vuestra planta.
- Está rota.
- Espera - Ramón levanta el auricular del teléfono - ¿Mantenimiento? Pasen a echarle un vistazo a la máquina de hacer café de la quinta planta. Parece que está averiada.
- Pero, Ramón, es como si no quisieras que hubiera bajado.
- En esta planta somos así, no nos gustan nada los extraños.
- Cuando te conocí eras una persona cordial.
- He cambiado desde entonces. Todos lo hemos hecho.
- Deja que te invite a un café.
- ¿De nuestra máquina?
- No, bajemos a la cafetería.
- Ni hablar, tendríamos que pasar por la primera planta.
- ¿Y qué tiene de malo la primera planta?
- La primera planta está llena de depresivos, en los últimos cuatro meses ya ha habido dos suicidios.
- Iremos en ascensor.
- No quiero arriesgarme a que entre uno de la primera planta, cuando estemos bajando, y compartamos dos segundos con él. Y sigo sin fiarme de ti, López.
- ¿Qué es lo que tengo que hacer para que confíes en mí?
- No lo sé, vuélvete a poner el bigote.
- ¿Así?
- Mucho mejor. Ahora vayamos a mi despacho, quiero mostrarte algo.

Llegan al despacho.

- Y en esto llevamos trabajando los dos últimos años: Un fichero infinito.
- Eso es imposible.
- No para nosotros.
- ¿Y cómo?
- Mezclamos principios de biblioteconomía con modernas teorías metafísicas sobre la interconexión de los subespacios.
- Vaya ¿Y funciona?
- Bueno, las pruebas que hemos hecho hasta ahora han dado resultados ambiguos, esperamos que funcione para la exposición del próximo martes.

Suena el teléfono del despacho.

- Diga ¿Sí? Vaya. Vaya. Gracias.

Cuelga el teléfono, vuelve a hablar:

- López.
- ¿Sí?
- La máquina de café de la quinta planta nunca ha estado averiada.
- Sí lo estuvo.
- No, nunca lo estuvo. ¿De qué planta vienes en realidad?
- De la quinta planta.
- Lo dudo mucho. No saldrás de aquí con nuestros secretos, si es lo que pretendes.
- Nunca sabrás para qué vine. - Y López, gritando, se arroja al archivador experimental, dentro del que se pierde en el abismo infinito.
- No huirás tan fácilmente. - dice Ramón quien se lanza con semejante ímpetu al cajón abierto y cuya silueta se difumina conforme cae.

La limpiadora que fue a quitarle el polvo al despacho, cerró esta tarde el archivador entreabierto desde el que se oían llantos.

Friday, June 22, 2007

Vulgaridad

Falta la peste de tiempo para que se desarrolle por completo. Aquel dedo verdecido, meñique torcido hacia el oeste, que fue creciendo hasta ser la mitad de nuestro cuerpo hinchado. Entre las enredaderas, una navaja se atraviesa, humo naranja sale de la cueva donde habitamos. Guardianes y pecadores, vigías por nuestro pecado.

Así debe empezar el drama "Laertes", donde el hijo de Odiseo busca al asesino de Dionisio, con un sombrero gris que casi le tapa los ojos, preguntando entre los bares, planteándose porqué no mata, directamente, a Apolo y devuelve el equilibrio al Universo.
Debería escribirse para el blanco y negro, pero no encuentro quien vaya a (a) probar mis experimentos. Dejaremos la cámara rodando la pared verde de mi sótano.

Éste es un post lleno de color, por si no lo han notado, pero la sombra proteiforme de la inseguridad acecha entre los libros. Me he prometido no consultar mis notas este fin de semana, después de haberlo hecho de lunes a jueves, por miedo a que se derrumbe algo más que mi expectativa de un verano leyendo/absorbiendo "El lenguaje" de George Yule.

Me ha pasado el 90% de las veces que he leído a Bukowski, me llena de ideas. Lástima que ninguna de dichas ideas sea mía.

Se acerca, además, el final del plazo que me di para terminar mi novela, pero ya sabía entonces que esta promesa no la iba a cumplir. Sigo estudiando a fondo programas de desarrollo 3D, vuelvo a fumar en mi terraza, pero ahora George Gershwin ha sustituido a Dylan.

Relato:

Llegó, miró a su alrededor. Vio una piedra en el suelo. La levantó por encima de su cabeza y la dejó caer. La piedra fue absorbida, y empezó a formar parte de su cerebro desde entonces. Avanzó unos pasos. Recogió un ratón muerto del suelo, lo volvió a fundir con su cabeza, haciéndola aumentar de tamaño, con la carne del animal hecho pedazos. Su inteligencia se acercaba más a la de los Dioses, conforme su mente tragaba gaviotas, papeles y pequeñas piedras. Pero lo que él sumaba, se lo estaba restando al mundo.
Cuando fue el único ser inteligente bajo el sol rojo, se sintió muy sólo, así que se cortó por la mitad con unas tijeras. La primera parte se dobló. La segunda fecundó el aire. La parte superior de la primera parte se volvió amarilla, vieja y pesada. Los cuerpos diseminados por la eyaculación de la segunda parte formaron microsociedad, círculos flotantes y adoraban a las nubes como deidades deshilachadas de lento movimiento.
Somos los descendientes de esos corpúsculos ingenuos (Demostrad que me equivoco)

Wednesday, June 06, 2007

El derecho del corazón

Nos habían hablado de independencia del poder judicial respecto al Ejecutivo. La excarcelación de De Juana no debía estar influida, por tanto, por la tregua de dos muertos que tenía ETA con el Gobierno. Yo era feliz en un mundo donde se anteponía a todo lo demás el acatar las ordenes judiciales y las decisiones humanitarias. Me reconfortaba saber que la burocracia, la ley, el orden triunfaban sobre la humanidad, el impulso y la moral natural, porque significaba que estábamos un poco más civilizados y que pronto seríamos tan inteligentes y ordenados como simples ladrillos que formen parte de un edificio.
De repente, una persona en la que yo había depositado ciegamente mi fé, como un niño resentido responde con rencor a una patada que le dan en la espalda los malos malosos.
Vuelven a salir los poetas de las alcantarillas, se escuchan canciones en los bosques, y la gente morirá poéticamente por sus ideales, como en los buenos tiempos, porque ZP ha actuado humanamente y ha devuelto al etarra a la prisión oscura y al bocata de calamares de las tres de la mañana, cuando cree que nadie le oye masticar e incumplir sus huelgas (La segunda mejor ocupación de quien no puede tener sexo)

Hoy, señoritas, no sólo ha perdido el partido la razón y los polvorientos tomos de esas leyes tan necesarias (Ey, aquí está escrito que no debes matar, luego no lo hagas). Hoy mi hermano Robles se habrá llevado un disgusto, eso es lo único que debería dolernos.
Y Zapatero ha corregido algo peor que un error o una ley demasiado benévola. Ha subsanado una injusticia.