Dos amigos
- ...
- Paco, Paco, soy yo, Jesús ¿no te acuerdas?
- Ah, Jesús, coño ¿Cómo te trata la vida?
- Qué coincidencia que nos hayamos encontrado aquí.
- Hacía lo menos diez años...
- Bueno ¿Y qué te cuentas?
- Pues nada, trabajando de lo mismo, para octubre espero a mi primer hijo.
- Sí, joder, felicidades ¿Con Purita?
- Con su hermana, Purita murió al ser pisoteada por un rebaño de cabras.
- Oh, cuánto lo siento.
- Yo no, su hermana tiene mejores tetas. Bueno ¿Y tú qué tal?
- Pues yo también estoy bien, de hecho mejor que bien. Estoy pensando en casarme.
- ¿Tú? ¿Casarte? Pero si siempre fuíste el terror de las mujeres, recuerdo que te llamábamos el pimienta.
- Sí, jeje, siempre que me acercaba a una me echaba el spray ése en la cara.
- Estabas hecho un cabra loca.
- ¿Cómo las que mataron a tu ex-novia?
- Sí, jeje, como sufrió la pobre zorra. Seguro que hasta hubiera preferido echar un polvo conmigo.
Los dos amigos se ríen durante un rato.
- Bueno, y cuéntame ¿Cómo es la afortunada?
- Ah, es fantástica, es la mujer más bonita que te puedas imaginar.
- ¿Ah, sí? ¿Qué tal tiene las tetas?
- Bueno, tetas, lo que se dice tetas, pues no tiene, pero a cambio, su cuerpo está cubierto de unas preciosas escamas doradas.
- ¿Escamas?
- Sí, escamas, pero muy brillantes, y muy bien distribuidas a lo largo de su cuerpo.
- Pero culo tendrá.
- Claro, joder, de hecho, tiene tres.
- ¿Tres culos?
- Sí, dos a los lados del cuerpo, y uno en donde está la nuca.
- ¿Y cómo es eso?
- Ella es así. Pero deberías de ver cómo es en la cama.
- ¿Cómo?
- Resbaladiza.
- ¿Resbaladiza?
- Resbaladiza. Y su ojo.
- ¿Sus ojos?
- No, sólo tiene uno, en el centro de la cara y rodeado por dientes afilados, pero tiene una mirada que seduce.
- Guau, chico, ten cuidado, no vaya a ser que te la robe.
- Bueno, no te creas, a mí me costó lo mío seducirla. Como es sorda... Hombre, mira, por ahí va.
- A ver, a ver, me muero de la curiosidad.
- ¡Jennifer! ¡Jennifer! Ven, que te veoy a presentar a un amigo.
- Guau, qué bonitos tentáculos.
- ¿Has visto? ¿Tú lo ves como yo?
- Claro, sólo un ciego no lo vería.
- Pues no veas lo problemático que me está resultando que la familia la acepte.
- ¿En serio?
- En serio, cada vez que he intentado presentársela a mi madre, se echa a llorar. Y mi padre dice que es un producto de mi imaginación o no sé qué historia.
- Vaya.
- Oye, están entrando.
- Sí, hablamos mejor dentro.
Y los dos amigos entraron juntos al centro de rehabilitación.