Sunday, August 14, 2005

El Cuervo (Chorizo Fashion Edition)

Yo siempre he querido ser escritor. Desde pequeño. Mi gran problema ha sido que las palabras no se me han dado nunca demasiado bien. Siempre he sido más un hombre de acción que otra cosa. Me lo han reconocido en varias ocasiones los que me rodean:
- Jo, tío, tú sí que sabes pegarle una paliza a un bebé.
Cuando escribo, me siento algo más libre, porque puedo abstraerme del personaje de tipo duro que siempre he representado a mi pesar. Y parecerme un poco más a esos caballeros que se preguntan, con vivo interés, cómo será el estar embarazados.
Quisiera ahora atreverme con un pequeño relato. Sólo por probar, sin pretensiones de ningún tipo. Porque quiero averiguar si mi imaginación funciona también cuando estoy sobrio.

"Bajo el picacho inclinado sigue el río, que llega al puente cercano a la encrucijada, que pierde uno de sus brazos en el Norte, hasta llegar al castillo medieval de Torrealba, siniestra silueta que proyecta su sombra sobre la hierba apenas crecida.
En dicho castillo mora un rey que se ha vuelto loco. Que un día, de puro aburrimiento, se comió a uno de sus lacayos. Este hombre no tiene pene. Ni lo necesita. Es un tipo especial de necrófago gay, y su primer apellido recoge el significado de esta nueva perversión. Sufre del síndrome de Solana.
- He dicho que no quiero acelgas - Grita a su sirviente más viejo, mientras empuja el plato con violencia.
- Señor, es carne de buey - Responde, humilde, el criado.
- Ah, apartaos de mí, felón. Siento que las musas me llegan con su canto. Traedme el instrumento Real. - El Rey sufría con cierta frecuencia de estos accesos artísticos. Podía tocar durante horas su heterodoxa música.
Felipe González, que tal era el nombre del sirviente, apareció presto con una bandeja de plata, encima de la cual se hallaba lo que componía el medio de expresión de su amo: Un peine, y una servilleta.
Abalanzóse el rey, como con hambre, sobre la bandeja. Con dedos temblorosos rodeó el peine con la servilleta, y luego se la acercó a los labios. Soplando a través de ella, simuló durante horas el sonido de una trompeta. Hasta quedar satisfecho. Despúes del terrible esfuerzo, se derrengó sobre el sillón. Y así durmió hasta la madrugada.
Lo despertó un extraño sonido, algo picoteaba en el cristal de la ventana. El rey, con curiosidad, se levantó para acercarse a la fuente del sonido. Y allí lo vio. Un cuervo.
- Menuda mierda de pajarraco, ha interrumpido el sueño en el me paso por la piedra el cadáver de Elvis Presley. Lo voy a trincar y ya tengo cena.
Dicho lo cual abrió la ventana. El ave voló por encima de la cabeza del soberano, y fue a posarse en la cúspide de una columna rota que había en medio del salón sin propósito aparente ni respeto por la coherencia arquitectónica.
- Ah, pájaro mamón, ¿Cómo osas resistirte a los designios de aquel a quienes sus súbditos llaman, cariñosamente, el rey cornudo?
Su Majestad, haciendo uso de una agilidad impropia de su edad, su barriga, sus costumbres y su estereotipo, se abalanzó sobre el bicho, dando un salto de diez metros en vertical y cincuenta centímetros hacia delante.
El pájaro, que en realidad era una paloma haciendo horas extras, escapó fácilmente del ataque, volando hasta posarse en la cabeza de un buey disecado. Como fuera que el rey no había calculado bien el impulso, y que mientras saltaba estaba profiriendo amenazas. Su mandíbula chocó, por efecto del peso, con la cima de la columna, cerrando con tal violencia la boca del soberano que cortó en dos la lengua que sobresalía.
Dolorido, con una mano en la sangrante boca, gritóle el rey al malvado cuervo:
- Ommo é coja, e van terá.
A lo que el pájaro respondió:
- Heil, Hitler.
- Añ, páharo nazi - Gritó mientras le tiraba la corona, proyectil que el cuervo evitó fácilmente.

El rey empezaba a darse cuenta de lo difícil que iba a ser dar caza al ave maldita por sus propios medios. Fue entonces cuando sacó la escopeta que tenía escondida detrás del sillón, por si los mormones, y le metió un tiro entre los ojos.
- Ahí aprenderá.

FIN

Hasta otra.

1 Comments:

Blogger Raepertum said...

Creo que estás frivolizando sobre la necrofilia. El amor a los muertos no es cosa de tomarse a broma. Y menos en el siglo XXI. Eres un retrógrado y espero que quemen tus tierras y violen a tus hijas.
Afectuosamente:
Tú mismo, después de un poco de Cartojal.

2:29 PM  

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