Monday, October 25, 2010

El beso del mandril

Querida mamá:

Creo que he encontrado el amor.
Y esta vez no es un tipo turbio, ni rehúye la mirada, ni tiene ideas de izquierdas. Esta vez no es un marginado (Su facebook refleja una compleja vida social), no me atará a la cama aunque me apetezca, no me tratará como a un objeto, no presumirá de haberme conquistado por las malas.
Su nombre es Manuel y, aunque es pronto para presentároslo, no lo es para que sepáis que existe.

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Querida mamá:

Manuel es el hombre más dulce del mundo. Cada vez que me mira lo hace como si fuera la primera vez. Deberías ver cómo trata a sus padres, con qué respeto, con qué cortesía. Ayer nos invitaron a una charla en la Universidad sobre el tema del aborto. Él fue uno de los ponentes y se mostró contrario, pero eso no es lo importante.
Fue tan convincente, aportó tal cantidad de argumentos... que consiguió algo inédito en este tipo de debates: algunos se replantearon su posición al oír sus palabras.

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Querida mamá:

Perdona las manchas que tendrá la carta. Manuel ayer me arrancó los labios de un mordisco y la saliva mezclada con sangre cae hasta chocar con el papel.
Lo sigo queriendo.
Para compensarme, me llevó a un restaurante realmente caro, algunos me miraban y señalaban las heridas, pero nada importa si estoy con él.

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Querida mamá:

La vida es tan sencilla a su lado...
Hemos decidido que nos vamos a ir a vivir juntos, estamos buscando piso por la zona por la que él trabaja (Un lugar muy exclusivo) y es posible que pronto podamos invitaros a papá y a ti a visitarnos.
Te comento de pasada que ahora tengo una oreja de menos. Manuel es muy pasional y no sabe contenerse a veces. Ahora bromeamos sobre el tema, pero en su momento me dolió bastante.

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Querida mamá:

Papá no tiene que encargarse de nada. La boda la costean íntegramente los padres de mi Manolo, que se deje de tonterías sobre la dignidad y la tradición. Ellos tienen mucho dinero y no les importa hacerse cargo. El mayor regalo que puede hacerme es su presencia.

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Mamá:

Acabo de recibir tu carta ¿Por qué no me lo dijiste allí? Tuviste que esperar a que la boda acabase para darme tu opinión ¿Y qué si me faltan algunos miembros?
El amor duele, así es como nos gusta a ambos.

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Señora:

Nunca podré perdonarte lo que has hecho. Nunca. Sé que fuíste tú quien los mandaste, todo porque no te parece bien cómo conduzco mi relación.
Escúchame bien: Es mi esposo y nunca dejará de serlo. Ésta es la última carta que recibirás de mí. Supongo que esto era lo que querías, perder a tu hija.
Y ahora me voy. Sí, me voy, gracias a ti.
Al circo.