Sunday, January 16, 2011

Las que se libraron de la muerte

Interpretaciones. Cuando la palabra no nace en el mismo lugar que el significado. Casi siempre. Ideas que escaparon del olvido, que me sirven para escribir un poco, escuchar una historia, leerte los ojos. Escudos, consuelos, planes que se urden a espaldas de una víctima que silba mientras el bus se acerca, lento.
Razones para matar y para que nos besáramos, que crecen porque los muertos las abonan. Voluntades disueltas en el aire, flotando en ríos que yacen sobre las espaldas de un Coloso tumbado, alborotando, arando el camino del recurso ¿Necesito presentar un cementerio para que me creas? La caridad es un don que rebota, hundiendo a quien la recibe y elevando a quien la dispensa. Sí. Lo parece y lo es, un difunto reciente.
Toda la información que encuentro últimamente escora hacia los cadáveres de sus hermanas. Se eleva un poco, pero rápida se desvía ¿No ves que tus siamesas cadáver tuercen tu vuelo? Por eso parece (Es) que el pensamiento hoy huele a podrido ¿A qué olerías tú si tuvieras que llevar la sombra de tu padre sobre los hombros, como una capa?
¿Estoy lleno de ideas? ¡Ja! Lleno de gusanos, más bien. De insidiosos, blasfemos, amarillos y crujientes gusanos. Y la sal del mar no los mata, y la luz de la luna los hace resplandecer, y la música no los amansa. Cabreado, y agusanado, y, y... mmm. No, a ver... Delicious! ¿Gusanos rellenos de mermelada? Bien, no diré que sea la mejor presentación de un producto, pero... sí, me voy a comer unos cuantos más ¿Por dónde iba? Ah, sí. No, la historia no se acaba. No se acaba nunca. El próximo capítulo, Munroé, ya está semi-concebido (En escribir sólo tardo más de un día cuando no me gusta lo primero que sale) Pero va a tardar. Tiene que tardar, no me echéis la culpa. Estoy de exámenes, carajo. Mucho que hacer, nada de tiempo... maldita presión... me hace decir cosas que no pienso. Y, mil veces peor, también me hace decir cosas que pienso pero me suelo callar.

El bodrio

- No entra, no sale (Sobre todo no sale). No seduce, no interesa. Aburre, cansa, amarga.
- ¿Y has hablado con...
- Paso de hablar con nadie.
- Te podría ayudar con tu problema.
- ¿El mío o el del espejo? Estoy cansado, de verdad. Quizá mañana me levante mejor.
- Si eso dijiste ayer...
- Ya. Voy a servirme algo ¿Te apetece...
- Demasiado temprano para mí.
- Sólo he escrito esas cuatro miserables líneas. En tres horas, ésa es toda mi inspiración.
- No seas idiota, de verdad. Habla con Ángeles, me ha dicho que tiene algo bueno de verdad sobre cuernos y drogas y no sé qué más. Si necesita algunos arreglos, lo que es probable viendo cómo escribe, se los haces tú y así aparecéis los dos en los títulos.
- Pero no sería mío.
- Ni tampoco de ella. Un amigo que pudo leerlo dice que el guión se parece sospechosamente a "Historias del Kronen"
- Me gustó esa película.
- Venga, coge el teléfono. Mal no te va a venir, esas cuatro líneas tuyas encajarán en algún sitio.
- ¡Chistes malos! ¡Cuatro chistes sobre mujeres obesas! Espero que los actores sean capaces de salvar algo.
- Bueno, tendrían que ser gente joven por lo que me han contado. Lo mismo esta vez pasan de los enchufadillos y de las tetonas y tenemos una película que vaya más allá de una porno con subvenciones.
- A mí me gustaba el cine.
- Y a mí ¿Te apetece ver una de x?
- Siempre. Nunca entenderé porqué este tipo de cine en Francia triunfa, y aquí no.
- Yo tampoco.

Saturday, January 15, 2011

La culpa y las gerberas

Ella estaba, hasta hace cinco minutos, escondida entre líneas. Haciéndome cosquillas desde dentro de mis dedos y obligándome a escoger otras palabras. Me hacía inviable, me deshacía. Ella siempre es, siempre son ellas.
Yo pensaba (Y en esto me deberéis creer) que la violencia para el amor era como sangre encima de la tostada. Puede haber vino sin pasión o humedad sin entraña, no quiero al primero en mi mesa, ni al segundo mojando mi aliento. Te desvisto.
Has ganado mis celos, te quedas con mi preocupación, con mis miedos, como una estatua a la que intento desgarrar con las uñas. Aquel garaje gris, mis torpes manos buscando un centavo bajo tu falda. Un Emú despeinado.
Tengo tu aliento atrapado contra los dientes, me quedo con la culpa y las gerberas, con las clases de amor, con tus brazos rodeándome, arrancándome. Raíces brotando de las yemas, asimilándome, morir y renacer de tu vientre.
Voy recortando estas palabras, intentando darles el color del lazo que dibujas. Evidentemente, fracaso. Matar preposiciones no salva distancias aunque inmediatice la ruina y el amor, anclando tu nombre a un pesado verbo.
Te quiero, niña. Lo sabemos demasiado pronto. Sólo así o como enemigos, con una letra tan oscura que hace que los márgenes brillen y desaparezcan. Tus ojos. Ten piedad de tu esclavo.

Sunday, January 09, 2011

Películas de Godzilla

No puede haber nada mejor en este mundo, ni en otros posibles, que sentarse con una amiga y ver una película antigua de Godzilla. Después de años de negar la realidad, ha acabo por sumergir los recuerdos de Ed Wood Jr., el Bela Lugosi postrero, las películas deformantes de Roger Corman sobre un Edgar Allan Poe secado de su poesía.
Godzilla, cruce entre un Tyranosaurio y un ¿Megalosaurio? ¿Iguanodón? Bueno, el de las placas. Él, intento explicar, es lo que necesitamos en el cine español y fuera del mismo.
Fijémonos en la maldita cualidad centrípeta de la mala película europea, de la cual no hay exponente más claro que el aborto español: Se trata de coger una fotografía e ir acercándose a ella, reflejando hilos que deberían ser invisibles pero que, en el fondo y porque la costumbre ha deformado nuestra imaginación, fuerzan su color contra la mano que los agarra casi desde el principio.
La larga música, el estío, los ojos añorantes tras el cristal, la Guerra Civil que quieren ganar todavía, la falta de dinero, lo malo que es ser intolerante, lo bueno que es no tolerar a los anteriores, el fetichismo, el costumbrismo y la mano dorando la calva. No tendríamos que sufrir esta mierda si hubiéramos inventado a Godzilla.
En la maldita escena grasienta de "Jamón, Jamón" donde dos cachos de cobre se mojan de aceite con un beso, o en la violación que despierta del coma, también tras el cura borracho de lo último que vi de Garci faltaba un gigantesco y amenazador lagarto dispuesto a vomitar su furia. Yo quiero un Godzilla purificador que aplaste a tanto mediocre y los deje tan planos como sus argumentos.
Y también espero que llegue a saludarnos fuera del celuloide y a matarnos por ser tan correctos, tan inofensivos, tan coñazos. Droga, muerte, putrefacción y Godzilla ¿Cómo querrán vivir nuestros hijos si la verdad que les viole llevará el condón de un decreto? Ya no fumo dentro de los bares, pronto seré denunciable por opinado e intolerante, ¿cómo se puede defender la blasfemia e impedir a los demás que se caguen en los ruinosos pilares de tu sonriente, complaciente, magnánima tolerancia a lo que consideras tolerable? Qué ruin y contradictoria, qué digna de Lagarto.
Ven, Godzilla, ven a nosotros. El mundo es un bodrio infestado de histriones. Esto está lleno de ecologistas y gente que hace footing, sociedades por la dignidad de no sé quién, feas que quieren sacar una ley contra la suerte de las guapas, licenciados por Internet... derrumba nuestros principios, pégale un buen bocado a toda esta sensata aberración, fulmínanos.
Eres nuestra última esperanza.

Post condicionado

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