Wednesday, March 30, 2011

Capítulo 6: "Munroé" (Entrada)

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Iré editando el post conforme lo vaya ampliando y moldeando.
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Hay hombres capaces de salvar una generación del olvido. Hay voces cuyo sonido se extiende, en las dos direcciones del tiempo, agitando las ideas que le antecedieron y empujando las nuevas. Y por cada uno de estos hombres hay cien que no los entienden y mil que ni siquiera están dispuestos a intentarlo.
Munroé es uno de esos hombres.

Cúpula 6

Mucho antes de que el consejero Dalton extendiera a través de los canales intercúpula su inquietante mensaje, hubo un niño cultivando un jardín de preguntas. Su virtud no estaba tanto en interrogar sobre lo que le rodeaba (Después de todo, es lo que los niños hacen). Lo que lo significó fue que, mientras a su edad lo normal era preguntar sobre de dónde veníamos o porqué no se podían abrir las puertas-de-no-tocarás, él quería saber de dónde provenían ciertas palabras, o porqué la religión oficial asociaba a ciertas imágenes el origen del bien y del mal.
Si los que intentaron seguir su camino hubieran sido como aquél a quien admiraban, también podrían haberse hecho una pregunta, la que faltó por responder y podría haber cambiado lo que sucedió mucho después:
- ¿Cuál es la razón de su inteligencia?
En la escuela filosófica donde con más libertad se relativizaba el culto a la sombra se recuerda que alguien dio un intento de explicación, por lo que podemos presuponer que la pregunta previa existía. Pero ¿Por qué se atrevía a arrancar los cables de un canal de comunicación y experimentar con ellos? ¿Por qué no parecían coincidir sus explicaciones con las que daban los sabios que el consejo convocaba sobre cualquier materia? ¿Y por qué solía llevar razón? ¿Cómo hizo para pasar de ser un delegado con un cargo técnico secundario a convertirse en Canciller? Sin padres que lo pudieran elevar sobre sus propios medios y con fama de oponerse a las decisiones de sus superiores si no las creía justificadas.
La respuesta, bastante sencilla es infinitamente compleja: Munroé tiene el don de recordar sus sueños.
Esta es la historia de cómo un niño introdujo la palabra "materia" en nuestra lengua y sobre cómo, casi al final, descubrió lo que había tras la máscara del lobo.

--------------- EDIT

Wednesday, March 23, 2011

Adiós, colega

Se volvió así de chulo al conocerme. Decid que es tontería, el caso es que los ojos se le enfadaron un poco más y se puso torcido. No puedo culparle ya que, si hubiera tenido alguna, mi primera frase al encontrarnos hubiera sido: "Por puñetera necesidad me acompaño contigo" y así no se hacen amigos.
Como todo lo malo se pega, se volvió achacoso, quejica y un capullo presumiendo de carisma. La mejilla cortada, sólo yo comprendí que su belleza estaba en no querer parecer más joven. Ha movido mis ideas, mis papeles y mi frente de borracho salivador por autovías que sonaban a Madness, a Revólver, a Sabina y a Hannah Montana. Sí, menudo alborotador, menuda culebra. Lo peor de costar menos de lo que dicen que vales es que siempre hay alguien dispuesto a darte el eutanasiazo.
Y he sido yo, que soy el que más te comprendía y menos caso te hacía.
Con tu goma desprendida, como mi pelo alborotado. Con tu chapa arañada, como la barbilla y la ceja del conductor. Con tu motor ruidoso en la vigilia de los que roncamos. Contigo, macho, y tu pronto. Al final qué bien te portabas.
Lo siento de veras.
Pero como el que a los cincuenta busca el calor de la treintañera y el buen juicio de su ex-señora, yo he cambiado de burdel pero el color del pelo de la puta sigue siendo el mismo. ¿No hubiera sido más grave pedirle presupuesto (Hacerlo en serio, no para aprovechar el tosco erotismo de los concesionarios y sus indistinguibles ofertas) a los de Renault, Peugeot y asimilados?
Ambos sabíamos que sacaría uno como tú de aquel barrio rojo, al que de hecho voy a poner tu mismo nombre: Coche. Y para que no te entristezcas más de lo que pega en una despedida, asegurarte que a ti voy a llamarte coche también, si algún día te veo, reparado, en las manos de alguien que no te va a entender. Aunque te quiera.
Acuérdate de mí cuando veas una gorda cruzar pesadamente un paso de cebra, cuando adelantes un SEAT León, cuando un BMW te quiera comer el culo en la Autovía y tú prefieras tomártelo con calma. Acuérdate de mí, porque yo no pienso olvidarte. Gracias.

Wednesday, March 09, 2011

La letra extendida

Eh, tú.

Sí, tú, el que me está mirando, el que está buscando qué leer, el aburrido. Mira, mira, pornografía de la dura:

d

¿Qué te parece?
Es una "d", listo. Pero es una "d" con historia, una historia que merece ser contada:

En el país de las flores, un pétalo se escapó de la uña sedicente de Padre Tiempo y entonces... Entonces karma. Las raíces también empezaron a rebelarse.
Pronto las flores dejaron de tener sentido. Entonces llegaron las pequeñas cosas artificiales.

Una silla.
Una aguja.
Un moco.

Y una estúpida letra "d"

Esta letra no era, a diferencia del resto de pequeñeces que reptaban por los cadáveres de flores (En adelante las llamaremos "abono para las malas ideas") más que una puta.
Sí, se vendía. Vendía su agujero y su palito. Y le daba al crack. Aquí tenemos una foto tomada en Comisaría, el día de su detención cuando la encontraron intercambiando a sus hijos por un pastel de anfetas:

d

Oprobiosa. Sucia, mal negocio para las aseguradoras.
Pero se acaba haciendo de querer. Es enfermiza y generosa, turbia pero ligera y dañina pero honesta. Y estoy enamorado de ella.
¿Por qué te tratas así, maldita sea?
Deja que te cuente la historia de cómo una lágrima de arroz mojó la manga de mi camisa.
De cómo el camino de regreso fue andado hacia atrás.
De cómo Xuan cruzó su cuerpo para que sus dedos parecieran descruzados.
De la herencia de los mártires.

Y vuelve a casa, por favor.