Thursday, November 28, 2013

A Elvira o para Elvira

El tal Randi ofrece un millón de dólares al que le pueda ofrecer una prueba de que tiene capacidades sobrenaturales en condiciones de laboratorio. Pobres mujeres con pelos enmarañados y hombres con túnicas vistosas hacen cola para optar al premio. Si alguien lo consiguiera, se haría muy famoso.
Me pregunto qué pasaría si yo apareciese en su fundación flotando a dos metros del suelo, lanzando rayos multi-color por el ano y haciendo explotar el aire a mi alrededor.
Supongo que Randi traería una escalera, cortaría los hilos y me dejaría estampado contra el suelo, mientras alguno de sus discípulos mira con una risa mal contenida asomándole los labios.
Elvira lleva siendo mi James Randi 15 años y mañana es uno más vieja. Qué coñazo de mujer.
La primera vez que la vi fue en el Verano que precedió al curso de octavo de EGB. Si entré en la Universidad a punto de cumplir los 18, esto debió de ser cuando teníamos 12 ó 13. Por entonces nadie hubiera podido imaginar que años después alguno de mis amigos le fuera a preguntar porqué no se hacía modelo. Se parecía más a una versión femenina de Manolito Gafotas, tal y como aparecía dibujado en la última página de "El Pequeño País". Fue por cierto esta publicación la que nos hizo conocernos. Había una especie de "sección de contactos" para niños y, como íbamos a ser los nuevos vecinos de Alhaurín de la Torre, mi hermana escribió y la hermana de Elvira (O ella misma) contestó.
Pero la amistad entre los niños es frágil, sobre todo teniendo en cuenta que yo ya era un chaval sensible y Elvira una aguafiestas.
Así que tuve que volver a hacerme amigo suyo a partir de segundo de BUP. O COU, porque en segundo y tercero yo estaba también en otras cosas. Ahí es cuando empezó todo, en la batalla de las mujeres contra las niñas y de la pubertad contra el catolicismo. Un año después ya fantaseaba con tirarla por un terraplen.
No os podéis hacer una idea de lo insoportable que es. Imaginad que estáis sufriendo una crisis de melancolía. Ahí, agarrados al balcón con la mirada perdida, suspirando y aparece esta... esto totalmente borracha, tambaleándose y empieza a frivolizar con mi torbellino interior y a intentar convencerme de que no soy el centro del Universo. Me ha sermoneado como nadie más y siempre sin razón. La odio.
Están también las partes buenas, supongo. Al lado de ella, parezco un buen tipo. Y uno sincero, de los que no va por ahí sonriéndole al enemigo. Es, por supuesto, muy inteligente, pero sin alardes. Se casó hace uno o dos años, no lo sé y sigue siendo relativamente guapa. Luego tiene esas adorables ansiedades sobre que me llama poco, porque en algún momento conseguí hacerla sentir culpable. Estuve dolido con ella una vez, pero desde entonces finjo crisis en nuestra amistad para divertirme.
Tiene principios, fuertes principios, pero no los que ella piensa, no aquellos de los que se enorgullece. Es aún mejor de lo que cree.
Y yo sería su red de seguridad, si me necesitase. Pero en esto también estoy de suerte: No me necesita. Sencillamente estoy aquí, fumándome un cigarrillo, un día antes de que Elvira celebre su cumpleaños y agradeciendo que nos hayamos encontrado en la vida. Confirmándole por escrito que no se va a librar de mí, que soy como el herpes.
Y que la quiero mucho y eso.

PD: Vente para el Sur, Madrid está llena de madrileños.

Saturday, November 23, 2013

Doctor Who

Los fanáticos de esta serie inglesa celebramos hoy su 50 aniversario y, como se ha dicho en otras ocasiones, es difícil explicar el porqué nos gusta tanto exponiendo las premisas en las que se asienta: Viajero en el tiempo, extraterrestre, vuelve a la vida con otra cara después de morir...
Incluso nos vemos en dificultades si queremos imponerle coherencia o asumirla como un todo bien estructurado. Gran parte de las características del protagonista, llamado simplemente "El Doctor" (Salvo por alguna película por ahí que no constituye canon,) se han ido añadiendo conforme transcurría la historia del personaje y muchos capítulos contienen dentro de sí paradojas que en otros momentos se tacharon como imposibles ("Imposible" es una palabra de la que se abusa en esta serie) además de que los cambios y contradicciones en el protagonista transmiten una bipolaridad que, para los obsesos de la consistencia argumental, puede hacerse insoportable.
"Doctor Who" es enorme. Después de ver las siete temporadas de la nueva serie (Las más accesibles en todos los sentidos, en parte también por estar dobladas al castellano), queda la serie clásica que tiene 26 temporadas más (De 1963 a 1989) y, después de eso, multitud de cintas de audio, libros, cómics y spin-offs, homenajes y parodias. Es prácticamente inabarcable. Me gusta así.
Pero ¿Por qué se destaca sobre el resto de la ciencia ficción televisada? A diferencia de "Star Trek", no resume ni reinventa todos los temas del género y las cuestiones filosóficas y los dilemas que son el esqueleto de los mejores capítulos de la serie del Capitán Kirk (Lo de Piccard fue un mal sueño, no ocurrió) en "Doctor Who" quedan resueltos cuando un conveniente giro argumental hace que los buenos se distingan de los malos de forma nítida, simplificando burdamente la trama en algunas ocasiones. Es una serie pensada para que la puedan ver los niños, al fin y al cabo.
Entonces ¿por qué sigo viéndola, anticipando cada capítulo, asegurándome que la casa está en completo silencio antes de que empiece? Es un absoluto derroche de imaginación y posibilidades. Aunque, según el guionista que la tenga entre manos, los temas y la dirección que toma la serie cambian, esa indeterminación también forma parte de su encanto. Podría pasar casi cualquier cosa, en cualquier época aunque, en la mayor parte de los casos, lo que sucede es que alguna raza extraterrestre está amenazando la vida de los humanos, de algún planeta o de todo el Universo a la vez. Pero, hasta cuando abusa de sus propias fórmulas, es capaz de dejarnos una gran frase, un momento épico o incluso un buen chiste mientras nos muestra lugares desconocidos. Porque, si nos dejamos llevar con la mente en blanco, sin buscar un error en cada detalle extraño y asumiendo lo que la pantalla nos ofrece, nos encontraremos viajando con el increíble Doctor y sus acompañantes, a la búsqueda de lo imposible.
"Doctor Who" consigue devolverme a una infancia sin límites y por eso estoy agradecido. Es una maravillosa cura contra el cinismo, las cuotas de la hipoteca y la desesperada búsqueda del amor entre el silencio. Es niñez concentrada, y juego, y monstruos que te persiguen por los corredores pero que nunca llegan a alcanzarte. Y es que ya lo dijo su cuarta encarnación:
"There's no point in being grown up if you can't be childish sometimes"
Está claro.

Monday, November 11, 2013

La partida de ajedrez

El dedo que toca la corona pega un salto hasta la torre, Zhang You mueve.
Su pupilo observa la jugada. A través de la brecha un viento persistente hace bailar el estandarte. Una cucaracha pasea impunemente por la pared, proyectando sombras amenazantes que juegan con la llama de las velas. La tarde huele a melocotón maduro y a orillas del tiempo, a libro viejo y a humedad.
El aprendiz está a punto de romper la estrategia del maestro, sus dedos ya desfilan por encima de las piezas, para elevar la tensión. Sonríe, se rasca la sien y el silencio es entonces interrumpido:
- Para.
El alumno alza la mirada.
- No es ésa la ficha que debes mover, si es que aprecias nuestras vidas.
- ¿Maestro?
- Intuyo que podría suceder algo terrible si realizas ese movimiento.
Los dedos se retiran, los ojos preguntan.
- Voy a aliviar esa confusión que sientes. Te diré porqué es un riesgo para todos que hagas esa jugada y no voy a usar metáforas ni parábolas para ello, sino que me serviré de una de las más antiguas disciplinas, ya perdida en el tiempo y conocida por muy pocos, para explicarme.
- ¿Una nueva forma de meditación, maestro?
- No, subnormalito, voy a usar la Ciencia Ficción.
- Ahm.
- Mira ¿Sabes lo que es un multiverso? - En ese momento sacó una larga pipa y se la acercó a la boca, sin encenderla porque sabía que el tabaco produce cáncer. - Claro que no, ¿tú que vas a saber? Un multiverso es como una colección de Universos. Es como si, paralelamente, existieran distintos estratos de realidad que no entraran en contacto entre ellos, salvo que...
- ¿Salvo qué, maestro?
- Bueno, aunque el rollo éste de los multiversos está totalmente demostrado, no se sabe muy bien cómo se originan. Hay quien dice que siempre han estado ahí y que han sido la creación simultánea de un Dios que, no contento con hacer uno bien, fabricó varios "regular". Otros piensan que los multiversos son fenómenos de la conciencia y que en cada mente hay toda una existencia particular y única. Es una idea muy bonita que me contó una vez un hippie que olía a orina que echaba para atrás. Pero, sin duda, la teoría más difundida es la de que los Universos paralelos no son más que copias de seguridad que se van quedando atrás, una especie de historial de las decisiones que se han ido tomando. Si alguien, un ser de gran poder, pudiera hacer retroceder el tiempo a uno de esos "puntos de restauración" teóricamente seria capaz de recrear una oportunidad perdida, fuera con esa muchacha a la que no le dijiste nada por timidez o con aquella otra a la que sí invitaste a acostarse contigo, ocasión que aprovechó para atarte a la cama con unas esposas, echarte brea, emplumarte, sacarte fotos y ponerlas en Internet.
- Sigo sin entender qué tiene eso que ver con nuestra partida de ajedrez.
- Es fácil, pero primero tienes que conocer las potenciales consecuencias letales de rectificar lo que ha sido. Si pudieras viajar al pasado y matar a tu abuelo ¿lo harías?
- ¡Por supuesto que no!
- Eso me indica que eres una persona noble y de buen corazón. Si lo hicieras, de todas formas, formarías una terrible paradoja, porque no habrías nacido y entonces no podrías matar a tu abuelo y... ¿lo vas pillando?
- Creo.
- Pero, fuera del ejemplo clásico, imagínate una inconsistencia mucho más pequeña. Dos Universos posibles: En uno de ellos te has puesto la misma camisa que ayer y en otro no. Llamemos al primer Universo por la letra "G" y al segundo lo denominaremos "L". En el "G", al usar la misma camisa, no la echas a la cesta de la ropa. Al no hacerlo, la criada ve el cesto vacío y ni se le pasa por la cabeza hacer la colada. Llegamos esta tarde al salón, cada uno se sienta en un lado del tablero y empieza la partida.
Pero piensa en el Universo "L". El terrible Universo "L" donde no eres un guarro y echas la camisa a lavar. La criada la ve y piensa "Bueno, sólo hay una camisa, pero algunos de los cojines están sucios. Voy a quitarles las fundas y a lavarlos." Bien, observa que no quita todos los cojines, sólo los que están sucios, como es el caso de aquel sobre el que ahora me siento. Y éste es un asiento escogido, a pesar del polvo que acumula, porque es el más mullido de los dos y porque, como en multitud de ocasiones te he dicho mientras paseábamos entre los cerezos discutiendo sobre lo humano, sufro de unas espantosas hemorroides. Pero, retirado este cojín (Pues la criada ha preferido llevárselos de golpe y no devolver el relleno hasta no haber terminado de lavarlos) no me quedaría más remedio que sentarme donde tú estás ahora mismo. Es decir, que tu higiene personal ha influido en el color de las fichas con las que juego.
Y ahora viene la parte espinosa del asunto: De la misma manera que matar a tu abuelo crearía una paradoja que devoraría la existencia, cualquier decisión que tomes, incluso dentro de tu línea temporal asignada, que sobre-escriba aquella opción que hubieras escogido de ser el Universo "como tiene que ser" va a crear un error de escritura si en algún momento se hiciera uso de un punto de restauración.
- ¿Qué?
- Que, básicamente, si mueves esa ficha, puede que de manera paralela también estés moviendo esa misma ficha en dirección contraria. Y que, creado un error de lectura en el flujo temporal porque uno de mis pupilos está tirando hacia el Este y el otro, que es el mismo, lo hace hacia el Oeste, se rasgaría el tejido del espacio-tiempo, creando una singularidad que aniquilaría el Cosmos ¿Lo captas?
- Pero, maestro ¿Cómo saber cuándo estamos haciendo las cosas de acuerdo con la naturaleza y el orden de las cosas y cuándo no?
- Ésa es la parte más fácil de todas. Básicamente, si yo te digo que no hagas una cosa, no la haces y punto.
- Vaya. Entonces... ¿no muevo la ficha?
- No.
- Mmmm... ¿Y esta otra?
- A ver. - Zhang You pareció concentrarse por un momento, aspirando de su pipa apagada y con los ojos cerrados. - Sí, esa puedes moverla, aunque mejor si mueves esa otra, el Universo te lo agradecerá.
- Como deseéis, maestro.
Con un rápido movimiento, Zhang You interpuso su reina dando jaque al rey de su pupilo. Dos jugadas después, anunciaba a voz en grito su victoria.
- ¡Gané! ¡Gané! - Gritaba mientras agitaba las faldas de su túnica, desvelando el escudo del atlético de Madrid dibujado en sus calzoncillos. - ¡Gané! - Decía y también, con retintín - Yo he ganado y tú has perdido, ña, ña, ña, ña, ña...
Y fue en ese momento, ante el tosco baile de su mentor, que el humilde alumno empezó a dudar sobre el buen juicio de Dios y sobre el propio determinismo.