Sunday, January 22, 2012

Bajo el cielo

El cañón de átomos rasga el cielo, su disparo lo divide, mientras la electricidad eleva los cuerpos, un mundo cargado hambriento de orden. Las indefendidas fronteras de la masa se agitan con ondas de una nueva energía, fundiendo luz en sensibilidad. Seres de metal haciendo el amor bajo la tormenta, se preguntan su porqué mientras el rayo se transmite a través de carne inoxidable.
Las vetas escuchan, las paredes relucen y contra el plástico, una niña a motor recoge rastros de cobre fundido con sus manos.
Desbaratadas, hojas rotatorias marcan el pulso de la nueva armonía, de la simétrica existencia del equilibrio y la ruina del residuo improductivo, lanzado al sol por chimeneas catárticas. El sonido de la estática inunda las calles de un mundo sin polvo.
¿Qué pasará cuando el electrón nos abandone? ¿Qué será de nuestras prótesis, de nuestra alma galvanizada? ¿Qué sera del rigor chirriante, del óxido y del cortocircuito? La chispa desconoce el sentido de lo que eleva. Sólo conoce un recorrido. Sólo conoce el ir hacia delante y gastarse un poco con ello. La vida es un medio conductivo. Somos maniquíes.