Wednesday, August 26, 2009

Pequeño apunte audaz

Mi última profesora dice en una clase grabada que el concepto clásico del tiempo es el de la muerte sucesiva de pasados. Dice que hay que reformar nuestro pensamiento, partir de que el pasado sigue vivo y de que las posibilidades no explotadas, y sus ramificaciones, son campo en que podemos sembrar nuevas ideas. Como yo soy materialista, considero que su pensamiento es hermoso pero lejano a la realidad. Los orientales, con bases filosóficas distintas, también se hacían violencia unos a otros, y uno piensa, como Ortega, que retrotraerse al pasado sólo lleva a recorrer el trayecto ulterior de nuevo hasta el presente.
Después de un breve debate interno, tengo más claro que nunca que es en la dimensión estética de la filosofía, como apertura de vías distintas para el recorrido de la lírica donde reside el mayor atractivo del pensamiento crítico. Por eso quiero atacar a los dos grandes filones que aún me quedan: Spencer y Scheller.
¿Y los regímenes totalitarios como proyección de una libertad excesiva del sujeto? Irrebatible, pero ¿es cierto? No sé si la razón es el tribunal supremo. No lo parece. No parece que haya una sola razón. Tengo menos dudas cuando siento que cuando pienso. Sólo prefiero pensar porque duele menos.
Escribo esto porque tengo la necesidad, cada vez mayor, de comunicarme con personas con los mismos intereses, y ciertas lecturas comunes (Es muy importante, porque busco aprender) La vida que llevo ahora, ya no me satisface. Mis relaciones sólo cubren una parte, cada vez más lejana y pequeña, de mi propia naturaleza según la considero.
He cambiado de estética, ya empiezan los síntomas a materializarse en nuevas posturas, nuevo trasfondo, nuevas creencias, nuevo gusto literario. Novedad y transformación. Lo noto, es como hace unos años.

Monday, August 10, 2009

Aborto: Más que un derecho, una necesidad

Mira, estoy hasta los huevos de tanta leche que se traen los de Intereconomía y demás grupúsculos católico-fascistas regalando bebés de plástico como juguetes en una caja de cereales. Yo, que soy mi medida para todas las cosas, desde ahora decreto que el aborto es más que un derecho, es un placer y algo positivo, porque reduce el número de gilipollas que llegan a aprender a hablar.
Es evidente, hasta para el más cejijunto de los hombres, que en el mundo sobra gente. Millones se mueren de hambre, otros tantos de puro aburrimiento se declaran la guerra y Ana Rosa Quintana tiene una audiencia excesiva.
No son éstas, sin embargo, las mejores razones que existen para abortar. Tener una de esas asquerosas, reptantes y parasitarias fuentes de desecho que, cuando crecen, se olvidan de dar las gracias y se van con tu coche a conocer más putas de las que tú pudiste soñar, y pretenden superarte en todo aprovechando tu declive, es inmoral e injusto para todos aquellos que vivimos en lugares donde las plazas de aparcamiento no abundan.
Es por eso que estamos ante una ley blanda. El objetivo mínimo sería un crecimiento vegetativo cero, donde sólo aquellos escogidos por un análisis que adelantara su potencial intelectual sobrevivirían y el resto fueran convertidos en comida para perros. Completando lo dicho, tampoco llego a entender cómo, en establecimientos donde no se deja entrar a los perros, animales fieles y, casi siempre, silenciosos, puede llegar la típica sudaca de carrito doble. Con múltiples bebés gritando y peleándose, preparándose como latin kings.
Bastante es que a gente tan sucia se le deje extender su semilla, como para que encima tengamos que aguantar los agudísimos gritos de estas criaturas de Satán.
Por todo ello, y para no extenderme más, quede como reclamo mi grito:

¡¡¡NO A LOS BEBÉS!!!

Sunday, August 02, 2009

Yo solía ser chungo

He estado releyéndome, recreándome en pasadas contradicciones, antes de que este calor se apoderara de mí y quedara ciego y sustraído de idealismos. Yo solía ser un tipo bastante chungo. Ahora puedo pasar por caballero. No me gusta un pelo.
Beber como un cosaco y no tener memoria de la vergüenza era una buena base sobre la que construir un personaje nuevo, que fue precisamente lo que hice hará 7 u 8 años. Eran tiempos de explorar y retener, dentro de mis limitaciones, que son muchas y autoimpuestas en su mayoría.
Vomitaba y compartía y gritaba y era menos desagradable pero más cabrón porque tenía el punto imprevisible que se ha ido agotando con el cumplimiento de ciertos plazos.
Y ahora me encuentro en un querer retroceder para vivir lo pasado, que no es melancolía porque tiene menos de sentimiento que de vía de escape intelectual. No me engaño si digo que estoy cerca de otro cambio que, una vez más, viene dirigido hacia mí desde las circunstancias.
Ahora estoy ardiendo y, con suerte, eso me hará imprudente, o algo más contradictorio, que es algo que siempre viene bien. Paso de quedarme aquí haciendo una lista de lo perdido, pero... ¿no sería bonito tener derecho a elegir tu pasado? Hay una manera de hacerlo pero, para retroceder, también haya que elegir un sacrificio.
¿A quién tendré que matar esta vez para que Yo viva?