Tuesday, January 26, 2010

Dedicatoria

Yo también sé lo que es tener el corazón vacío, vivir ciego entre los que andan sin propósito. Yo también me acusé por mis carencias, y me odié por no poder afrontar el fracaso. Yo también miré al espejo con tristeza, yo también pensé que aquel momento sería eterno, de eterna amargura.
Cuando te miro, bella desconocida, con los ojos cubiertos por la sombra, arrastrándote y esquivando consejos fáciles, recetas y manos rugosas que no se ofrecen para ayudar sino para robarte, recuerdo aquella época maldita.
Nada conseguí desde entonces, a pesar de mi actual sonrisa y de la ligereza de mis pies en el baile, recibo ahora heridas de tu batalla, que fue y es la mía. Estoy sólo como tú, pero desde hace más tiempo.
Nunca sepas que este arbitrario desvarío va dirigido hacia ti. Lo único que quiero es cerrar tus ojos, como yo cerré los míos, y atraparte en mi consuelo de necio, para no tener que volver a verte triste y opacar el reflejo de mi propia miseria. Te espera un tiempo de risa hueca y levedades... hasta que volver a sufrir sea imposible. Luego nos acabaremos saludando, como dos islas.

Thursday, January 14, 2010

Así asá

- No seas así.
- ¿Cómo?
- Pues así.
- ¿Y cómo quieres que sea?
- Pues, yo qué se, de otra manera.
- ¿Así tal vez?
- Mejor, desde luego.
- Entonces, ¿Me quedo así?
- Tú mismo.
- No, dímelo tú.
- Ay, no seas así.
- ¿Cómo?
- Pues eso.

Tuesday, January 12, 2010

Respira la tarde

Miro tus ojos
son pequeños
como tus labios
pequeños
como tus dedos
como tus pasos
tus breves
sonrisas
tus bolsillos
donde me guardas.
Respira la tarde.
Tus ojos
casi no existen
parecen pequeños
porque se alejan.

Monday, January 04, 2010

Intuición femenina (Con final vergonzante)

- Si ese mamón no sufre, haré que lo arrastre mi dolor, y por la presente y sin más pompa, cojo las pastillitas éstas que tienen una calaverita en el paquete y me las trago con un buche de güisqui "La Maceta", que si no me mata una cosa, lo hará la otra seguro.
- Pero eso de matarse, como que ya no está de moda - Respondió Mindy por el teléfono.
- ¿Y a mí qué me importan las modas? El cabeza búcaro ése se ha largado con la Panty, me han dejado por la flor más hortera de la floristería al por mayor de la vida. - Subrayó Pepi Más Más mientras se ponía el dorso de la mano en la frente y echaba la cabeza hacia atrás con afectación, como si su interlocutora pudiera verla.
- Ay, Pepi, no seas trágica, que Eurípides no va a resucitar para escribir sobre ti.
- Pues eso o me busco a otro rápido.
-¿Y si te haces espiritual y pasas de las embestidas del mundo supraideal, material, positivo, carnal y científicamente mensurable?
- ¡Ni hablar! Prefiero que me vea follando con otro sobre la barra de su bar preferido.
- No estoy de acuerdo contigo, pero me gusta la espectacularidad que le pones al tema. Te voy a buscar a un Don Juan de Sábado por la noche que te vas a quedar sin respiración.
- Pero que nunca haya sido del grupo, ni amigo de amigo, que no nos viene bien que se note la maniobra. Aunque no esté siendo muy madura en esto, lo último que quiero es que no lo parezca.
- Oqui doqui.

A la noche siguiente:

- Así que tú eres José Luis, el hijo del fontanero que salvó a la madre de mi amiga Mindy de una inundación de excrementos.
- Zí.
- Lacónico el muchacho. Yo soy, como habrás podido adivinar, la divina Pepi Más Más. Mis amigos informáticos me llaman Pepi ++, pero estoy lejos de ser programable, si me entiendes.
- ¿Eh?
- Me gusta tu torso, se ve que le has dedicado tiempo, esfuerzo y que detrás de esas proporciones ha habido planificación, eso demuestra que eres un hombre de los que se anticipan a las eventualidades, o por lo menos que quiere aminorar en todo lo que pueda la connatural decadencia de los cuerpos.
- Niña, no te entiendo ná.
- Bueno, dejemos de hablar de tus prominentes pectorales, cuéntame ¿Cuál es tu pintor surrealista preferido?
- Mi tío pinta.
- ¿Ah, sí? ¿Y qué pinta?
- Casas.
- Ajá. Si me disculpas, voy a hablar con mi amiga Mindy. No necesariamente sobre ti, no tienes razones para sentirte inseguro.
- ...
- Mindy, Mindy.
- Dime, princesa ¿Qué tal es tu chico?
- Ay, no sé, me parece que le falta un hervor.
- Hija, qué quieres, cada vez hay más mujeres en la Universidad en relación con los hombres. A este ritmo, nuestro plan para esclaviz...
- Ya, ya. Pero es que entre tanto músculo no encuentro nada que me guste en realidad. O sea, seguro que tiene una polla descomunal y que aguanta como un cerdo, más que nada porque me parece que su sistema nervioso está poco engrasado y, desde que se genere el impulso hasta que llegue al cerebro, pasará una eternidad. A pesar de lo cual... es que no hay nada que me una a él.
- ¿Y qué alternativas crees que tienes?
- ¿No hay hombres guapos y listos?
- No sé ¿Hay mujeres guapas y listas?
- Sí, claro, míranos.
- Porque el canon de belleza imperante nos favorece. Más nos valdría acostumbrarnos a ver guapos al tío torcido de las gafitas, al de los brazos delgados, al de la cara redonda, al que supura por el ojo, o al que huele a plastilina.
- ¿Y cómo vencer a un canon tan deplorable como extendido?
- La oportunidad está en todas partes, amiga. Lo único que tienes que hacer es ir al Cerdo Rosa, buscar la mesa más oscura, ignorar a los que tienen novia o la nariz aguileña y allí tendrás una oportunidad como una rosa.
- Anda ¿Y cómo sabes tú eso, con tanta coordenada?
- Intuición femenina, Pepi, intuición femenina.

Para volver hay que marcharse primero

Me quedan ahora unas semanas de agobio, de lecturas apresuradas, de mal dormir, mal comer, ausencia de los amigos, indiferencia a los caprichos, semanas basura alrededor de unos exámenes que no me acercan a nada, porque ya está todo conseguido. Me quedan unas semanas de neurosis intensa, de añorar y esperar y estar muy sensible al mínimo cambio en la temperatura del aire que me rodea.
Estoy planeando un viaje a Japón como quien retorna a Ítaca, para que mi carne pueda por fin acompañar a mi espíritu. Me dicen que es un país serio y eso me temo, yo quería una broma excesiva con mujeres vestidas de mucama y ejecutivos tirándose desde los edificios con cara de estreñidos. Yo quería una discoteca llena de oportunidades y vagar hasta encontrar un lugar difícil para quedarme allí, haciendo lo mismo que hago aquí pero más caro.
Y, vagando como un fantasma sobre todo esto, la sensación, inasible pero intensa, de que se aproximan cambios en mi vida y de que no tendrán que estar necesariamente asociados a la decadencia. Estoy a punto de caer o de alzarme, o de ambas cosas al tiempo. Llevo unos meses cortando lazos, como si mi mente se adelantara a la brumosa crisis que depara el futuro. No tengo miedo, ya no soy conservador o este juego me aburre.