Saturday, April 26, 2008

Libertad

La libertad es la condición necesaria para todo principio de conocimiento positivo. Sin ella, toda cultura quedaría reducida a evolución promovida por la causa en lo ajeno. Y lo ajeno sería inevitable, dado, motor inamovible por ninguna voluntad que no estuviera a su vez predeterminada. Si tomamos la libertad como premisa, todo es posible, incluso Dios. si negamos la libertad, Dios puede existir, pero sólo en la forma de causa última.
Si existe Dios, todavía queda el problema de sus atributos. La pregunta de ¿Hay Dios? Nos lleva a la de ¿Cómo es Dios? y si intentamos inferir su naturaleza a través de su creación nos encontramos con un problema por cada enfoque: Ni la más férrea causalidad puede tratar de descubrir la causa unívoca en el efecto. No podemos demostrar la existencia de una fuerza sólo al comprobar su efecto, todo lo más elucubrar sobre su existencia, y sobre esta hipótesis crear un modelo que contrastar con la realidad. Llegaríamos al espíritu científico, que en su máxima prudencia nos demuestra que no existen nada más que las percepciones inmediatas y que cualquier teoría que queramos construir sobre la realidad percibida adolece de la falta de solidez de dichas percepciones.
Por otra parte, un enfoque que se resista a afirmar rotundamente la ley de Causalidad nos lleva por parecidos derroteros. ¿Cómo es Dios? Sus designios pueden ser (O no) inescrutables, pero no disponemos de ninguna herramienta fiable que nos permita saber nada sobre su naturaleza, la Razón puede ser falsa y subjetiva, a pesar de nuestra pretensión de universalidad. Podemos intentar conocer a Dios a través de la emoción. Pero la distancia que existe entre una emoción y la realidad que pretende abstraer resulta ser un precipicio muy profundo.
Yo empecé a negar la exitencia de Dios por despecho. Hacia su imperfecta creación y hacia sus moralmente repugnantes iglesias. Ahora no quiero que me preocupe ni me ocupe el que Él exista, ni quien quiera hacerse pasar por su profeta. Mi único afán consiste en no depender del miedo a la muerte, y ser independiente en mis juicios, para que nadie pueda acusarme cuando en un futuro exponga mis dudas. Pero luchar contra la propia naturaleza resulta en un dolor que ciega. Como la luz de Dios, como la oscuridad del vacío.

Sunday, April 06, 2008

II

Tu cuerpo lo envuelven con una manta. Alguien hace una llamada, te llevan a la orilla. Cuando llegas, alguien le tapa los ojos a un niño. Aunque no hay nada que ver. Al niño se lo llevan, se le cae el polo, las hormigas irán al poco a terminarlo.
El juez viene media hora después.
Firma los papeles y te llevan al depósito. Te encierran.
...
Escuchas un silbido.
No es la muerte, ya se fue.
Tampoco es lo que viene después.
Son tus nuevos compañeros. Los muertos desconocidos. Y uno está silbando.

I

Tú miras al mar, o el mar te mira a ti, y empiezas un discurso:
- Lo creas o no, yo nunca me aburrí.
Y te dejas caer, hasta estar muerta, lo que tienes que decir no lo terminas.
Pocos días después de que te busquen, apareces. Flotas boca abajo, tu cráneo se ha roto. Los peces han devorado parte de tu cerebro.
Un pescador te recoge, con algo de repugnancia y mucha precaución, como si pudieras morirte más.
¿Y ahora qué?
Ahora nada.

Los apegos

Para algunos sigue siendo la clave hacia la iluminación. Para mí es la única solución a mi concomitante tristeza. Sin ganas de parecerme a cierto individuo que no sale de su cuarto más que para contarnos lo hundido que se halla, a mí tantas preguntas como tengo me matan. Y el darme cuenta de que nunca seré Alejandro Magno, ni Dalí, ni el Dr. Mengele no ayuda en absoluto. La etapa de las poses fue bálsamo suficiente en el pasado, pero es hora de pasar de lo efímero y buscar una solución permanente. Rechazo a Buda, pero me quedo con algo muy parecido: Epicuro.
Con Epicuro puedes ser libre y tener paz, pero también tener amigos. No es la muerte del deseo, es el goce del mundo tal y como es. Es paralelo al cinismo que he practicado con todos mis rostros. Es, sobre todo, satisfactorio, por ahora.
Y, desde lo abstracto que supone esta receta, que resultará inaplicable en más de un momento, paso a lo particular. Uno no tiene más que lo que no amarra venía a decir Drexler en una canción (Estropeada, como todas las suyas, por esa música tan obscenamente moderna y su voz de castrati) uno no es más de lo que siempre puede llevar consigo (Esto creo que proviene del budismo) nuestra muerte empieza desde el nacimiento (Es la verdad con que la ciencia nos ataca). Reducir apegos, incluso el apego a uno mismo. No querer más a quien quiero, ni perder más tiempo con quien me odia. No querer comprarme una mesa nueva, tampoco aceptar ni dar consejos. No preocuparme por nada ni por nadie. Éste sería el giro que debería dar, si quiero llegar a una naturaleza más limpia, más moralmente adecuada. Yo lo llamo egoísmo espiritual, aunque es negación del ego, y te deja en ese punto en que no puedes afirmar ni el espíritu. Es mejor decir que se trata de un nihilismo gozoso, servida para purgar la dialéctica interna.
Resultará imposible desde mañana, cuando alguien venga a preguntar por una hipoteca, o empiece un libro interesante, o un grito de algún jefe me haga hervir la bilis. Hablar de todo esto siempre me pareció una vulgaridad, pero quizá no resulte tan obvio para todos aquellos que no viven dentro de mi cabeza.
Considero realidad el tacto de mi mano, como también los papeles de mi mesa, o los factores socioculturales que me impiden bailar desnudo en un entierro. Y toda esa verdad me resulta gratuita y horrible. Siempre envidié al científico, al formalista, que reduce a números y fórmulas al mundo, desproveyéndolo de contenido. Pero no se me dio nunca bien la abstracción, sí el crear mundos paralelos, donde las relaciones eran perfectas e idealistas, pues mi pobre inteligencia no sabe dar más que personajes planos.
Miles de veces, delante del papel, y con artimañas, esquemas, o insuflando con mis vicios a mis criaturas, traté de darles el alma que no tenían. Pero resulta imposible, no sé crear, sólo deformar. Por eso pienso que estoy loco. Todas las demás impresiones que causo en la gente pueden ser relativizadas, de acuerdo con una apariencia de voluntad. Mis personajes, pobres, aunque perdidos en un laberinto de estupideces, me definen mejor de lo que yo quisiera.
Quizá sea porque les falta una dimensión emocional, que yo nunca tuve muy desarrollada y hoy se va atrofiando aún más. Ni sentir dolor, ni querer, ni idealizar. Ellos sólo saben matarse los unos a los otros, y soltar chistes sobre lo confusas que resultan sus escenas (Las mías)
Ayer vi un documental sobre los abusos de menores por curas católicos y ni indignarme pude.
¿Soy un rebelde? ¿Un idiota? ¿Soy un animal que toma decisiones según parámetros erróneos? ¿Me falla la percepción? ¿Qué soy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Tengo alguna función? ¿Habrá un final feliz, o trágico, para mí? ¿Me conformaré con ser lo que esperan? ¿Hay algo en mí, más allá de lo aparente, que me haga distinto?
No tiene sentido hablar del alma, si todos tenemos una. Oí que el alma había que ganársela, pero las recetas no te las dan, y los que pretenden tener la solución a este problema no me inspiran confianza.
Este es un Universo inconcebible. Ni para el mejor de los físicos de la época. No se tienen más que hipótesis. ¿Por qué estamos aquí perdidos en un Universo incomprensible? ¿Por qué existe la armonía y el ritmo? Ninguna opinión, ninguna respuesta me parecerá completa. La nada parece un refugio seguro, que se puede llenar de vanidad en cualquier momento. La vanidad restituye la creatividad, la culpa y vuelve loco.
Quien lo probó, lo sabe.

Thursday, April 03, 2008

¿Jugamos a la Jenga?

Celebrando el día de "No-ser-abstracto"

Los milagros llueven
tres días por semana.
Así se entiende el parto
de Ana Rosa Quintana.

Los curas ya no existen.
Las monjas se suicidan.
Si es que el que ya no folla
es porque no se excita.

Y muertos que se avientan
en azares fugitivos
disolviendo su estampa
en el fondo de un vinillo.

La vida no es de risa
sino cosa muy grave.
Nubes de pesadillas.
Esperaré a que escampe.

Pues todo sigue igual.
Con el mismo motivo.
Con la misma decisión
que la lumbre de un pitillo.
Es nuestra división
del mundo entre parcelas.
Sería un gran error
creernos las esquelas.

Las mujeres que miran
hacia otros lugares
olvidan que el amor
esquiva los altares.

Si me tienes afición
o la mente muy sucia
no dejes que mi frío
caliente tu ternura.

Pues todo sigue igual.
Con el mismo motivo.
Con la misma decisión
que la lumbre de un pitillo.
Es nuestra división
del mundo entre parcelas.
Sería un gran error
creernos las esquelas.