Sunday, May 21, 2017

No tengo remedio

Creo que mi vida anda, desde hace un par de años, más bien descompensada hacia el lado de la obligación. No hay muchos momentos ni de risa ni de realización, ni siquiera de vértigo. Navego en el stand-by. Y la carrera aporta medios y muchos "Hey, esto existe", pero detrás sólo prevalece la intuición de que el tiempo me está haciendo menos afilado y que no debería perderlo en conseguir herramientas sino en intentar hacer algo con ellas.
Mañana tengo examen, y pasado, y el viernes y luego una semana, y luego a la siguiente otros dos. Y uno se aferra a la fecha de finalización como a una Ítaca que se desvanece. Porque la satisfacción es reducida cuando los fines de semana se copian los unos a los otros y lo más emocionante que me sucede es ese rato en que me visto de Batman y voy completando objetivos en el mapa nocturno de Gotham.
¿Habré olvidado cómo divertirme? Estoy demasiado preocupado como para beber y me falta compañía para hacerlo, las películas y los libros no llegan como antes. He buscado la sorpresa en muchos sitios y no he conseguido más que ahondar en mi cinismo. De verdad, lo prometo y no es presunción por mi parte: he buscado en un jodido montón de lugares. En la alta y en la baja cultura, en la teología y en la ciencia. De poca mierda me sirven.
Y cultivar mi lado social tampoco es buena opción si no puedo rastrillar los matojos del aburrimiento de las conversaciones infantiles. No quiero hablar porque mi opinión ya está hecha, no se me levanta el ánimo con los cuatro dominios comunes, y es más culpa mía que de los interlocutores (Esto lo digo, pero no me lo creo).

Quizá sea cansancio. Un cansancio abrumador, un cansancio de los que hacen que las sombras pesen y para quitármelo de encima me vuelvo a programar unos tiempos que llegarán, se irán y me dejarán donde me encontraron.
El próximo año voy a descansar un poco de la carrera, a ver si soy capaz de inventarme nuevos sentidos. Creo que debo explotar la creatividad que me quede y ver qué sale de ese limón exprimido que tengo por cerebro. Creo que debo romper algún retrato y puede que darme un año, no sabático, pero sí a medio gas, me resitúe.
Al final haré lo de siempre y volveré a llenar la mochila de deberes improductivos.