Thursday, September 22, 2011

Amor, prosodia y vino sin calorías

"Apenas llegó
se instaló para siempre en mi vida"

Joaquín Sabina Rebajas de Enero


Él se despierta de repente, como desde hace unos meses, cuando comenzó a sufrir ansiedad. Ella no puede evitar despertarse también y preguntar ¿Qué hora es?
- Todavía queda. - Apoyando de nuevo la cabeza en la almohada, sabiendo que le quedan sólo cuarenta y cinco minutos para tener que vestirse a ciegas y dirigirse al nido de enfermos mentales que malgestiona.
Algún día - piensa entre brumas - escribiré un libro intitulado "El sadismo de los gordos". Leprendieranfuegoatodosyacoño...

Otros días todo se reduce a silencio, a puertas entornadas y a servicios ofrecidos, por ella, que sólo dice no cuando realmente no puede, desacostumbrada al noble vicio de prevenir el trabajo con exagerados aspavientos.

Pero hay días brillantes.
Días que empiezan siendo horribles y se desmienten con el primer beso en el umbral de la puerta y con el último en la cama, antes de dormir. Y el que le sigue, cuando ella ya está dormida.
- Preciosa.
Veréis, yo no quiero hablar de una bandada de palomas blancas formando un corazón en el aire, ni de la luz de una mirada cegadora, ni de pechos palpitantes bajo la lluvia. El amor no es una película y los poetas también estornudan. Me peleo con ella a veces, a veces uno habla en serio y el otro no, a veces somos susceptibles y a veces tenemos miedo.
Y a veces se abraza a la almohada, y deja la cabecita semienterrada entre lás sábanas, haciéndose un fuerte para que no le lama la nariz, invitándome a quererla como una niña y no hay nada más tierno, ni nada más puro.
O se mete conmigo, me empuja un poco, me reta a ver quién es el que quiere más al otro. Le hago un torpe strip-tease y la escucho reír. Me encanta su risa. Sus labios.
Por falta de ritmo, de costumbre, al principio mis besos siempre eran más cortos que los suyos y ahora... lo siguen siendo. Cierra los ojos y se estira todo lo que puede y está
- Preciosa.
mientras la miro y me acerco y le doy lo que puedo, que siempre va a ser poco porque merece mucho más. Infinitamente más, mi pequeño tesoro.
Con el tiempo he aprendido que si quieres escribir sobre alguien a quien quieres, mejor esquivar las metáforas y los endulzamientos. Lo mismo me deja cambiar de canal que yo le muerdo el tobillo, nada es imposible ni imprescindible entre nosotros.
Sólo lo que queda, que es eso que una cena con flores no resume y una noche de pasión no agota.
- Princesa, te lo digo todos los días.

Te quiero.