Thursday, April 28, 2016

Tenía razón todo el tiempo. Más razón que mis sucesores. No voy a explicarme, el tiempo personal es una forma geométrica tan retorcida que el pasado muchas veces se actualiza al mirarlo. Pero hay que drogarse, con lo que sea. Porque la humanización de las circunstancias es un error. El ansia de nuestra mente en buscar relaciones, en atarlo todo con cordones. El instinto no es más difuso, es más claro. Y no es verdad nada sobre el dolor. Del dolor no hay nada que decir, no se sabe nada. El dolor está más allá de nosotros mismos, probablemente porque nos envuelve. Hay miedo y ansiedad y muchas ganas de que el pasado se convierta en un patrón de tortura.
Hay cosas que son imposibles de asumir. Por eso no se asumen. Conocerás cosas que te matarán. Si tienes algún tipo de suerte, otro con una cara parecida a la tuya se levantará en tu cama al día siguiente. Y esperará a su muerte. Y todos los ciclos de todas las muertes llevarán a la muerte definitiva. Tu cuerpo volverá a ser comida.
No hay manera de enfrentarse a nada de esto. No la hay. ¿Puedo decir que mis neurosis resultan un alivio? Es como si parte de mí aún siguiera viva. Deseo el final de la angustia. Deseo la resolución imposible. No existe la muerte de la muerte. A lo más, aplazarla. Y ahora viene una conclusión deshonesta: Sería mucho mejor matarse.
Es mejor matarse, da igual lo feliz que seas ahora. Si te matas, el enemigo corre a intentar darte todo el dolor de golpe, pero no llega a tiempo. Si desapareces, ganas.
Si desapareces, ganas. En serio. Y hay veces que me gustaría no ser un puto vanidoso egoísta tan atado a su pellejo, y tener los cojones que hacen falta. Pero no los tengo.
Y que nadie se preocupe, jamás los tendré. El que herede mi cara superará esto. Es algo que me hace odiarle y odiarme. Estoy harto de no poder inventar una salida. Yo tenía razón todo el tiempo. Éste es un juego en el que no se gana ni haciendo trampas. Envidio a los suicidas y les felicito por su victoria. No consigo entenderlo.