Ahora que el partido que vino a falsificar la indignación está tocado de muerte, quizá sea hora de plantearse que, efectivamente, vivimos en un país donde se cometen grandes injusticias. Y esto no va a ser un discurso de izquierdas, pero es que hay que estar muy ciego o ser muy cínico para no ver ciertas cosas como son:
1. Existen abusos reiterados de las empresas hacia sus empleados.
Posiciones de poder, baremos asimétricos, incumplimientos descarados de multitud de leyes de protección de los derechos del trabajador unidos a una absoluta escrupulosidad a la hora de buscar mínimas causas para el despido.
2. Insolidaridad entre los trabajadores.
Sindicatos comprados, que llevan a que nadie crea en ellos, que llevan a que nadie pueda defendernos. Inspecciones de trabajo inútiles, llenas de incompetentes que mal aplican leyes laxas.
3. Apropiación sistemática por parte del Estado de la propiedad de los contribuyentes.
Subidas discrecionales de todo tipo de impuestos. Tasas a la propiedad, a la actividad y a la supervivencia. Mecanismos diseñados para favorecer que los estratos económicos más altos de la sociedad puedan escapar de las gravosas tasas que a los demás nos sofocan.
4. Inmunidad estatal.
Ay de ti como la Administración cometa un error contigo. Da igual lo que haga, pues el que acabarás pagando serás tú y ellos nunca.
Hay un hueco, un enorme espacio vacío para un partido que luche por esto. Por esto en exclusiva. No tiene que meterse en decidir el número de inmigrantes que entren por la puerta, no tiene que opinar sobre Cataluña, no habría de ensuciarse la boca cambiando las terminaciones a las palabras para feminizarlas artificialmente, traicionado al idioma más bello del mundo.
Pedir que se cumplan los contratos. Que el que los incumpla, sea quien sea, sea sometido a las más extremas consecuencias. Hay mucho por lo que luchar, mucho por lo que reclamar y mucho contrapeso que hacer al poder creciente de las macroorganizaciones (Estatales, empresariales o ideológicas). Reivindicación del individuo, de su libertad y de su derecho según lo pactado.
Ahora bien, si los que vengan a cubrir el sitio dejado por esa sombra que vino a vaciar de munición los cañones del 15-M se dedican a las memeces y a seguir quejándose de Franco, esto nunca avanzará.
Y al final habrá que irse. Lo de que hay pastos más verdes no es sólo un tópico.
