¿Lo haces?
No habría camino que explicar, no habría espera
ni trámite, ni precaución, abrazo al abismo
si todo fuera como no debe ser, si me quisieras
nos dejaríamos de protocolos, rutinas y nombres
pero la burla
se agota con cada clavo, con cada agitada y temblorosa mano
dibujando perspectivas, trayectorias de proyectil. La vida entera
alejada de sí, en trámites triviales.
Quiero un mundo desgarrado de arriba abajo, sin fórmulas literarias
sin finales felices, al cabo, sin reducciones
sin crítica social ni el reflejo trivial del espejo,
maravillas, imposibles desatados.
No me hables del amor inabarcable, que no resiste a las palabras que pronuncias.
No me hables de Dios, haz el favor, está gastado en nuestra contra.
Y la piedad, y las miradas vacías a la pantalla
y las ganas de llorar cuando no sabes qué hacer y te llama
el aburrimiento. No queda otra, hay que seguir subsistiendo.
Hasta "soñar" se ha convertido en un verbo.
Siempre odiaré los resúmenes, pero desvanecemos el mundo
en ideas que se entrecruzan, caminos que se fingen complejos.
Estoy borracho, no puedo resistir la intensidad del color de la mesa sobre la que escribo
los libros derritiéndose, volando en pedazos.
¿Y no puedo andar sin mis zapatillas de baile?
Absurdo, mejor ir cerrando cremalleras, mientras la música
suena.
La música siempre suena.
¿Bailas?