Sunday, September 30, 2007

Impersonal

Es domingo, 30 de Septiembre, el buzón está vacío como es natural. La luz del sol inunda mi habitación, haciéndome ver el polvo que hay sobre los CDs y los manuales de la Universidad. Tengo pinta de ser feliz, bajo a la cocina a por un par de galletas de chocolate. Vuelvo a estar frente al ordenador, escucho canciones que no se compusieron para mí, todas están dedicadas a mujeres. Me cuesta pensar que alguien más que yo pueda apreciar su belleza pero por algo se hicieron famosas, supongo.
Hay un extracto de los movimientos de mi cuenta en esta misma mesa. Mis datos bancarios al alcance de cualquier ladrón curioso. No dicen gran cosa, sólo hay dos recibos domiciliados por ahora, y los dos son de juegos online a los que ya no juego. Sobre el suelo quedan algunas cáscaras de pipas que no recogí, se resistieron a caer en la papelera. Tendré que limpiar el suelo después porque ahora no me apetece.
Tengo los dedos lacios. No tecleo, los dejo caer sobre cada letra y pienso que es un esfuerzo mayor, pero resulta más cómodo que poner voluntad en esto. Miro hacia la derecha, el mismo desorden de siempre. Miro hacia la izquierda, la puerta blanca de mi armario, donde guardo los trajes y las chaquetas de cuero (También material informático obsoleto)
Ahora cuando termine de comer, me pondré a estudiar, o por lo menos a leer. Me faltan dos notas, pero ya tengo decidido cómo va a ser mi nueva matrícula: Ambiciosa. Estoy contento por mis resultados, llegué a pensar que se me había atrofiado la capacidad de aprender siguiendo un sistema. Ahora me iré a comer. Nunca un loco tuvo una vida tan monótona.

Tuesday, September 18, 2007

Una mañana en el parque

Sí que lo arrastraron, por las calles, tenía los talones cortados y sangraba bastante, de eso me acuerdo bien. Iba descalzo, claro, también le habían pegado en la boca, me parece, aunque eso no recuerdo si lo vi yo o me lo contaron. Aquellos cabrones lo cogieron y se lo llevaron al parque y allí lo mataron. Fue horroroso, la madre del chaval se suicidó unos meses después y el padre no ha vuelto a ser el mismo. A veces va a comprar fruta donde mi tía. Es una lástima.
Manuel se limpia la mano, manchada con la grasa de la bici en su propia camiseta, y luego prosigue: Al final aquellos niñatos ni pisaron el correccional, como nunca los habían cogido antes, se los mandó a unos cursos o algo así, bueno, es lo que dicen. Se mudaron con sus padres fuera del pueblo, aquí no hubieran soportado, les hubiéramos hecho la vida imposible. No sé qué se les pasó por la cabeza, te lo juro, mi hermano salía antes con ellos y no me parecieron malos chavales, pero es que nunca se sabe, es lo que digo yo siempre.
Y ahí, fue, mira, ahí mismo, con una piedra.
- ¿Y por qué no hiciste nada para pararlos? - Terminé preguntando.
Bueno, mira, no lo entendí en su momento - Manuel bajó la mirada y se ruborizó un poco - y es que el pobre iba sonriendo.

Tuesday, September 11, 2007

Metaletra

- Un relato corto... tiene que ser como un chiste.
- Un relato corto... tiene que ser como una lápida.
- Un relato corto... tiene que ser como un sabor.
Paquito te voy a enseñar a montar en bici. Deja papá que ya sé\No quiero aprender => Hijo que te pasas demasiadas horas delante de la maquinita. - Papá, tengo ya veinte años. - Papá, no me gustan las bicis. Tú no me conoces, déjame.
- Paco, hijo. Todos los hijos se llaman Paco en estas historias, porque Paco es nombre de asesino y sé que pretendes matarme.
- Papá, tengo seis años pero ya sé que la única manera de ser feliz es siguiendo la propia naturaleza. Impídeme crecer y te devoraré como tú devoraste a Atenea.
- Es tu madre la que no quiere parir. - El último que trajo llenó de graffittis la piedra Rosetta.
- Padre, me voy a ir, suelta mi mano o me la arrancaré de un mordisco.
- Perfecto, me servirá para hacer bromas en la oficina.
- Un relato corto...
puede ser una sombra
puede ser una esfera
puede no ser nada en absoluto...