Tuesday, May 28, 2013

Amor más allá de las estrellas

- He deducido que ser humano consiste en poder mirar a los ojos a otro y pensar "Ey, éste se parece a mí". Y no creo que pueda nunca llegar a sentir eso. Ni siquiera a fingirlo por mucho tiempo. Por eso me vuelvo a mi planeta.
- Pero yo te amo.
- Y a mí me gustaría poder sentir lo mismo. Tienes una... combinación de necesidades y de pequeños detalles que pueden resultar interesantes, pero no quiero atarme y, a pesar de nuestra pequeña historia, no dejo de sentir cierta repugnancia por tu especie.
- Supongo que ahora me hablarás ¡Oh, ser de más allá de las estrellas! - dijo sin poder contener la ironía, mezclada con un punto de resentimiento - De cómo, monos con camiseta, estamos condenados a destruirnos, de nuestra maldad natural y de cómo en el lugar de donde tú vienes no hay hambre, ni enfermedad, ni guerra...
- No, francamente. A lo que vosotros llamáis "maldad" en mi pueblo lo llamamos "estrategia". Incluso en otras partes del Universo se considera una virtud el poder pisarle el cuello al congénere. Es una muestra de instinto de supervivencia, sobre todo cuando va acompañada de ideas claras sobre hacia dónde hay que evolucionar y tales ideas acaban dando buenos resultados sociales y optimizando el reparto de alimentos y otros recursos.
- ¡Eres un nazi! ¡He estado follando con un extraterrestre fascista!
- Yo no soy nazi, los nazis se asociaban. Yo voy a lo mío y punto.
- Pero ¿Qué es lo tuyo? ¿Lo tuyo es estar sólo?
- Cuando quiero, y cuando no quiero no. En mi pueblo, ya que te muestras tan interesada, tenemos asumido que nuestra naturaleza no es necesariamente social, sino más bien tribal y sólo a ratos.
- Entonces ¿Si fuera contigo...?
- Vas a venir conmigo y a la semana voy a estar pasando de ti. Quizá te acabe vendiendo a algún coleccionista de rarezas, o te exhiba a través de un cristal por unos kerschels. Luego te desecharé, el resto de tu vida podrás pasarla como quieras, pero no cerca mía.
- ¿Por qué me cuentas todo esto? Nadie en su sano juicio querría ir contigo a un lugar extraño para que le hicieras eso.
- Pero tú quieres que te convenza. Yo sólo quiero que sepas qué es lo que hay entre nosotros.
- Quiero pensar que me estás mintiendo. Que tienes miedo de que no sea feliz en tu planeta, de que al dejar lo que tengo aquí viva arrepentida y te recrimine que me hayas condenado a estar entre extraños. Creo que me quieres tanto como yo te quiero a ti, pero que no soportarías hacerme daño y que por eso estás intentado disuadirme de acompañarte, porque no quieres correr ese riesgo.
- Mírame a los ojos.
- ¿Sí?
- Yo no soy como tú.