Tuesday, September 18, 2007

Una mañana en el parque

Sí que lo arrastraron, por las calles, tenía los talones cortados y sangraba bastante, de eso me acuerdo bien. Iba descalzo, claro, también le habían pegado en la boca, me parece, aunque eso no recuerdo si lo vi yo o me lo contaron. Aquellos cabrones lo cogieron y se lo llevaron al parque y allí lo mataron. Fue horroroso, la madre del chaval se suicidó unos meses después y el padre no ha vuelto a ser el mismo. A veces va a comprar fruta donde mi tía. Es una lástima.
Manuel se limpia la mano, manchada con la grasa de la bici en su propia camiseta, y luego prosigue: Al final aquellos niñatos ni pisaron el correccional, como nunca los habían cogido antes, se los mandó a unos cursos o algo así, bueno, es lo que dicen. Se mudaron con sus padres fuera del pueblo, aquí no hubieran soportado, les hubiéramos hecho la vida imposible. No sé qué se les pasó por la cabeza, te lo juro, mi hermano salía antes con ellos y no me parecieron malos chavales, pero es que nunca se sabe, es lo que digo yo siempre.
Y ahí, fue, mira, ahí mismo, con una piedra.
- ¿Y por qué no hiciste nada para pararlos? - Terminé preguntando.
Bueno, mira, no lo entendí en su momento - Manuel bajó la mirada y se ruborizó un poco - y es que el pobre iba sonriendo.

3 Comments:

Anonymous Anonymous said...

¿Las repercusiones de un sado en un pequeño pueblo? Si es que el mundo está lleno de incomprendidos...

1:44 PM  
Anonymous Anonymous said...

pues no le dolería tanto. es que os gusta exagerar! m.cardona

7:59 AM  
Blogger Raepertum said...

De nada sirve que ahora os diga que se trataba de una versión moderna de Jesucristo ¿verdad?

2:02 PM  

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