Monday, October 02, 2006

Involuntario homenaje a Svengali

Se sentó a mi lado, en una de las dos sillas que tengo en el cuarto y empezó a pasear el cursor sobre mis carpetas:
- Tienes el disco duro lleno de películas francesas.
- Nunca sabes cuándo te puede apetecer una dosis de Truffaut.
Perdió, de repente el interés por mi máquina y me miró directamente a los ojos:
- ¿Te gusto?
- No existes.
- ¿Me quieres?
- Lo siento.
Alguna mota de polvo o, quizá, un pequeño insecto debió pasar por delante del foco del proyector. Su imagen pareció temblar por un momento. Tras una breve ondulación, la imagen se definió de nuevo, y ella volvió a mirarme con sus ojos azules.
- Pero yo soy como ella.
- No totalmente.
Volvió a dirigir su mirada a la pantalla. Desde mi fondo de escritorio las garras de Lobezno amenazaban a Rojo Omega, cuyos tentáculos de metal se desplegaban con anticipación.
- ¿Por qué, si tú me creaste, si estoy aquí porque tú lo quisiste?
Aquello empezaba a parecerse a un bucle, apagué el proyector, y contesté a la pregunta que aún me llegaba de los altavoces:
- Porque ella nunca me habría querido.
Salí del cuarto, esquivando el cuerpo insconsciente de Matilde, y los cables que mantenían unida su mente a mi ordenador. Apagué las luces.

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Yo me imagino que Matilde sufrió un enorme accidente y que para que no muriera debido a sus heridas, el jóven neurocirujano decidió mantenerla conectada a la máquina de hologramas... o no, claro.

Ta chulo

2:36 PM  
Blogger duyulini said...

De nuevo nos mantienes intrigados: ¿Por qué no te la foll....?, digo ¿De dónde proviene todo esto?
Por cierto, el que tú no la quisieras alegando que la otra nunca te habría querido sólo cobraría sentido si a la pobre chica la hubieras creado a imagen y semejanza de la otra.
Así que menos remilgos y zúmbatela de una vez, je je.
Saludos.

3:21 PM  

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