Saturday, August 26, 2006

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Cuando voy a alguna fiesta de despedida, siempre espero recibir flores de un tipo gordo con smoking. Él se me acercaría, e inclinando su peso, me coronaría con madera y hablaría al desinteresado público sobre mis méritos femeninos.
Hace algunos años, cuando fui a mi propia despedida, en un descampado y con una barbacoa (Alguien me preparó mal mi ensalada favorita, y yo no fui educado) era consciente de lo poco que iba a durar aquella indeseada huida, que casi tendría yo que despedirlos a ellos, y el tiempo me ha ido dando la razón. Me regalaron el 19 días y 500 noches, disco que yo me ponía en la ducha y alguna cosa más de la que ya no conservo ni el recuerdo.
Cuando volví, en mi fiesta de bienvenida (Que ya organicé yo) no éramos ni la cuarta parte de los que fuimos, y quise volver hacia mi otro grupo, más bohemio y abundante. Me acordé de dónde estaba, me insulté por mis pensamientos. Tenía el pelo bastante largo y volvía a Málaga, sentí, escuché como parte de mi vida volvía a su orden.
Y pasados algunos meses, llegó una gran época. Un período emergente, un renacimiento. Y el trabajo, y el humor, y las nuevas ideas.
Ayer me recogí a las siete de la mañana, sintiéndome más malagueño y feliz que en mucho tiempo. Estuve borracho y con amigos, en alguna terraza, vi a la nueva incorporación, casi cuatro años menos que nosotros, New Pet. Procuraremos, el simbionte y yo, ser sutiles esta vez.
Los dos, por otra parte, pensamos que vuelven buenos tiempos. Ayer lo olí en el callejón más oscuro de Fuengirola, detrás del Eagle.

3 Comments:

Anonymous Anonymous said...

¿Buenos tiempos para tí o para el simbionte?

5:34 AM  
Blogger Caminante said...

No te entiendo cabrón. Mezclas experiencias propias con imágenes y recuerdos inventados. aaaaaaaaaaaaah

7:58 AM  
Blogger Raepertum said...




(No se me ocurre una respuesta más larga)

10:29 AM  

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