Thursday, August 17, 2006

8

Todas las mañanas, al despertar, me preguntaba a mí mismo:
- Chaval ¿tú estás enamorado?
Y la respuesta era siempre no, pero yo seguí preguntándomelo porque lo había cogido por costumbre.
Hace unos días, a las ocho de la mañana, al hacerme la pregunta y por primera vez, la respuesta cambió:
- ¿Estás o no estás enamorado?
Mirada esquiva, suspirillo. Este tío me está ocultando algo. Entiéndanme, yo no soy cotilla, salvo en lo que respecta a mis propios sentimientos, caso en el que me gusta estar bastante informado.
No se imaginan el interrogatorio al que me sometí, perseguía cada palabra y cada gruñido con preguntas agresivas que pretendían presionarme, obligarme a decir la verdad.
Fueron dos horas, frente a frente, las que llegué tarde al trabajo, pero no me importó. Pues acabé, harto de mi inquisición, por responderme la verdad:
- Capullo, sólo te tomaba el pelo.
Y entonces lo entendí porque me conozco. Más que una broma, lo que yo quería era hacerme el interesante, captar la atención, satisfacer mi natural vanidad.
Porque, la verdad, os lo juro, no sé a quién pretendía engañar.

1 Comments:

Blogger Caminante said...

Te haré mas a menudo preguntas como esa y así no tendrás que llegar tarde al trabajo.

8:00 AM  

Post a Comment

<< Home