Sunday, November 18, 2007

La soledad del escribiente

Desde hace dos minutos me falta un cigarrillo menos para morirme. En tardes de domingo como ésta, antes de que descubra algo nuevo por Internet, suelo recapitular un poco para darle sentido a lo que me rodea y a lo que me sostiene.
Así, mirando los mismos coches que pasan por la carretera todos los días, me he puesto a reflexionar sobre la estupidez que supone quemar fotos de nadie o del Rey, y como quieren contrarrestarla con una estupidez aún mayor: Encarcelando a quien no merece la publicidad que se le está dando. No sé si es que algún republicano está interesado en crear un mártir, es casi lo que están consiguiendo con estos niñatos catalanes.
Más hábil me parece lo de Hugo Chávez, o puede deberse al instinto de los dictadores, que siempre están buscando las causas del mal en sus enemigos imaginarios. O puede que no, no me resulta disparatado pensar que Telefónica pudo estar detrás del golpe de Estado que quisieron hacerle al orangután este. Quien dude de la naturaleza de esta diabólica empresa, pruebe a llamar al 1004 para poner una reclamación.
Y la Iglesia, que se está anunciando para pedir donaciones. Estoy por hacerles una transferencia de un céntimo, con algún concepto absurdo. Si están mal de dinero, que vendan esos edificios tan bien situados que tienen en cada pueblo de este país, que en España falta vivienda y, aunque cada vez haya menos, siempre sobran curas.
Pero no sólo de política y religión vive el hombre. Si este curso sale bien (Aunque cada vez lo dudo más) voy a empezar a aprovecharme de lo que sé y a atacar a Horacio y a Aristóteles, por un manual de crítica literaria que me obligan a estudiar, aunque lo hubiera leído mucho antes, de haber sabido que existía. Lo recomendaría, pero prefiero aprovecharme de él sin que lo sepáis.

1 Comments:

Blogger Glaurung said...

Si es que el mundo esta aptas arriba...

Pd. Me ha econtado lo de la transferencia.

2:57 PM  

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