Saturday, May 22, 2010

Capítulo 2: "La última llamada"

Cúpula 6
...
- ¡Hijos de la cuarta cúpula! Os habla el consejero Dalton ¡Hemos sido iluminados! ¡Hemos sido purificados! La gran mentira nos cegaba. La gran mentira no nos dejaba ver el cielo. Pero ahora vemos. Ahora oímos ¡Somos uno con el color! ¡Uno con la luz ! ¡Hijos de la cuarta cúpula, abrid vuestra mente! ¡Liberad vuestra carne!
...
- Aquí se interrumpe.
- Dalton.
- Sí.
- Tenía setenta años.
- Setenta y dos.
- Nunca es tarde para la revelación...
El Canciller Styx alzó la mano bruscamente.
- Esto no es cosa de risa, Consejero. Debemos hacernos dos preguntas: Primero ¿Por qué abrió los canales intercúpula? Es algo que hay que hacer deliberadamente, los sistemas de comunicación interna son independientes de la Red, y por lo que oímos, quería dirigirse a los habitantes de su cúpula, no a los de la nuestra. Y, segundo, llevamos meses sin saber nada de la 4 ¿Por qué llega este mensaje ahora?
- ¿Y por qué habla un consejero, y no el Canciller?
- Eso nos lo podemos imaginar.
Un hombre que había permanecido de pie durante toda la conversación hizo un gesto para intervenir. Se trataba de uno de los delegados, por lo que primero pidió permiso al Consejero al que estaba asignado. Éste asintió con la cabeza.
La especialidad de aquel delegado era, precisamente, la Red y podía ofrecer información técnica útil:
- Señor, soy el delegado Munroé, jefe técnico de mantenimiento de la Red.
- Proceda.
- Verá, sobre la primera cuestión sólo puedo especular... Y desconozco la razón por la que hemos recibido la comunicación ahora...
- No nos vas a servir entonces de mucha ayuda.
- Pero - Continuó Munroé - Sí hay algo que puedo asegurar: Nos consta que el canal que emplearon para transmitirnos ese discurso hace un mes estaba completamente inoperativo.
El Canciller lo miró fijamente, Munroé había captado su atención.
- Y además, sabemos dónde se produjo exactamente la ruptura de la línea.
La sala se llenó de murmullos. Uno de los consejeros, el de más edad, lo interpeló:
- ¿Y cómo sabes eso?
- Bien. Como todo el mundo sabe, desconocemos el funcionamiento exacto de casi toda la tecnología que nos rodea. Mi trabajo, a pesar de lo que se infiere del nombre de mi cargo, no consiste en hacer ningún tipo de mantenimiento. Más bien me ocupo de especular sobre el mecanismo de la Red y, en ocasiones muy concretas, hacer algún experimento.
Pues bien, como todos sabemos, el octavo canal lleva inhabilitado más de diez años, sin posibilidad de reparación. Se me ocurrió que no se perdía nada terminando de romperlo. Sacamos los cables y los llevamos al laboratorio.
- ¿Cortásteis uno de los canales? - El Canciller no daba crédito.
- Uno que no funcionaba, y pensando que si se rompía otro de los canales y la ruptura quedaba dentro de los límites de la cúpula, podríamos usarlo como repuesto.
- Deberíais habernos solicitado autorización a través de vuestro consejero...
- Si es necesario, podemos reinstalar el canal. Gracias a nuestros experimentos, hemos aprendido cómo hacerlo de manera eficiente.
- Sigo sin aprobarlo. Terminad con vuestra explicación y después hablaremos sobre sanciones.
- Uno de los experimentos consistió en pasar una pequeña cantidad de energía a través del cable y así nos dimos cuenta de una propiedad bastante interesante del metal del que están hechos: La energía aplicada rebotó contra el otro extremo.
- Explíquese.
- En un metal normal, no hubiéramos tenido manera de comprobar esto. Pero el material del que están hechos los canales de alguna manera ralentiza la velocidad de transmisión de energía sin hacer que por ello pierda fuerza. Suponemos que esta propiedad sirvió a quienes construyeron la Red para marcar las averías: Sabiendo que la velocidad a la que va el pulso de energía es constante. Podemos mandar una pequeña carga en un momento concreto y, contando el tiempo que tarda en rebotar y volver a detectarse en el mismo punto desde el que se envió, calcular la distancia que hay desde un punto dado de la Red hasta el lugar donde se produjo el corte.
- Entonces ¿Sabemos a cuánta distancia estamos de las otras cúpulas?
- Lo sabemos. Sabíamos a que distancia estábamos de la cuarta cúpula antes del corte. Y sabemos dónde se interrumpía la línea.
- ¿Y dónde se interrumpía? - Preguntó el Canciller con un nudo en la garganta.
- En mitad de ninguna parte, señor. A Kilómetros de la cuarta cúpula.
- Eso significa...
- Significa que quienquiera reparase el canal de comunicación, por la razón por la que lo hiciese, estaba fuera.
- Eso es imposible.
- Lo sé.
Los consejeros, sus delegados y el Canciller, todos se cruzaron miradas de terror. Los datos estaban encima de la mesa y nadie quería creerlos, pero no podían evitar pensar en ello.
Alguien había sido capaz de soportar el color y conservar la suficiente cordura como para hacer una compleja reparación. Imposible.
El Canciller se olvidó por completo de sancionar a Munroé por sus experimentos no autorizados, al día siguiente se empezaron a discutir medidas.

Próximo capítulo: "Una verdad encubierta"

3 Comments:

Blogger Raymunde said...

Me he quedado con ganas de leer más.

8:17 AM  
Blogger la voz y la palabra said...

Me encanta la ciencia ficción, y de veras que me esta gustando leerlo.

2:40 PM  
Blogger Raepertum said...

Muchas gracias a ambos. Intentaré subir el tercer capítulo este fin de semana.

3:33 PM  

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