Saturday, April 14, 2007

Rápido reloj

Cuando mis amigos y yo salimos a no-ligar y a mucho-beber y nos paramos, casi definitivamente, frente a la fachada de un bar azul llamado Mediterráneo, no se puede evitar la alegría, que la repetición es el consuelo de los hombres contra la mortalidad.
Así trabajamos evitando desplazarnos, queremos no mover nuestra visión con nosotros y, prematuramente hechos semilla dormimos entre los pliegues naranjas de la tierra cocida.
Como si la mañana no nos esperara, podemos esconder un poco la risa, diseñar largas curvas que vuelvan y cierren los círculos, la sensación de querer empalmar el nacimiento con la muerte se hace más aguda cuanto más cerca nos encontramos de los extremos.
Así nace, en la primera edad de la mente, el romanticismo y el amor eterno, y en la vejez triste nos crecen brazos hacia el pasado y uñas negras contra la marea del futuro.
Me encuentro circulado de especímenes diversos, de traidores de mi ley enunciada, de hombres aferrados a su niñez, como yo mismo, y de inventores de la catapulta que acaban estrellándose, tarde o temprano contra los muros de sus propias limitaciones.
Por eso escribir tiene que hacer daño, porque la metáfora mata al tiempo, y el tiempo es la base en nuestra actitud.

3 Comments:

Anonymous Anonymous said...

¡Pero si estas en la flor de la vida!, ese optimismo! A mí por ejemplo aún me queda un año o más aún para nacer.

Un saludo

1:09 AM  
Anonymous Anonymous said...

Es que si hago estas reflexiones con 80 es, como que muy típico ¿No?

Fuji Mori

12:15 PM  
Blogger Caminante said...

No pasa nada yo las hago todos los días, es una terapia en realidad. Mala, pero una terapia.

Un beso

6:13 AM  

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