Sunday, March 11, 2007

Despiertas y desayunas

Aquel fue el primer día en que J.A. se levantó apático. Luego vendrían otros muchos. La triste cafetera sobre el rojo de la vitrocerámica calentaba su contenido silenciosamente y J.A. echaba débiles miradas al periódico. Hacía no tanto que escribía para uno igual al que sostenía su mano. Su zapatilla izquierda echó pies y fue a esconderse debajo del sofá mientras J.A. continuaba mirando a través del periódico el suelo de la cocina y la cafetera, quizá por efecto del calor, se hacía cada vez más grande. Suspiró levemente, dejó el periódico encima de la mesa de la cocina y fue en busca de su zapatilla, que asomaba su lengueta y se movía furiosamente contra la altura del sofá de la salita, intentando ocultarse bajo él.
La cafetera seguía creciendo, era ya como una mesita de grande y si seguía así, acabaría chocando contra el techo de la cocina. En la mesa, del periódico que descansaba, empezaron a estirarse y a escurrirse las letras, cayendo sobre el suelo en un goteo audible. J.A. consiguió rescatar la zapatilla, polvorienta porque bajo aquel sofá se barría una vez cada dos semanas, gracias a lo cual crecían nuevas especies de ácaros filósofos entre sus transversales muelles.
Tenía la estatura de un potro la cafetera, y casi relinchaba. J.A. se calzó la zapatilla rebelde y fue a por la fregona, dado que el suelo de la cocina estaba lleno de letras que no formaban ningún mensaje reconocible y no soportaba el caos. El periódico era ahora un papel blanco enrollado. Y después de tirar la tinta negra que quedó en el cubo al váter, tuvo que tirar también el periódico, y retirar del calor la cafetera, que ya era tres veces como la casa y había abierto un agujero en el techo.
A través del agujero J.A. vio aves migratorias. Deseó ser una de ellas. Aquel fue el primer día apático de su vida. Luego vendrían otros muchos.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Muy divertido :D

11:53 AM  

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