Sunday, March 11, 2007

Pulsera de espinos

Me gustan las mujeres furiosas, que sean como una fiera con las garras retráctiles, acariciar con los labios su cuello mientras intentan morderme y sentir mi sangre manchando su cara. Y que me duela, que te duela, que no nos queramos menos por ello.
O las intelectuales dolidas con el mundo, las feas de la clase, con ojos tristes de miradas negras a través de sus lentillas. Que las lentillas caigan, el amor perdure, lanzar una moneda para no pensar. Un día desaparecer, para que el amor quede flotando y que avise a otras gatas de mi celo.
Estoy hablando como un loco, pero te quiero, mujer-lobo, voy a morir porque es lo justo, las palabras las dejo escritas, tan sólo, para condenar una de tus tres naturalezas.
La que intenta parar, e incluso reza.

Mi cadáver fue encontrado en la montaña. Te odio cuando rezas.

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