Thursday, June 01, 2006

La muerte y las tetas

La diferencia para un nascir entre la vida y la muerte depende íntimamente del concepto antes esbozado del "pensamiento colectivo". Dado un número finito de partículas, la muerte de los organismos sucede cuando se acuerda de manera unánime (Lo que no es tan complicado entre seres que se necesitan para completar cualquier idea) que un ser vivo está compuesto de una particula más que antes. La vida se genera por una nueva conceptualización del ser, en la que, para ser considerado organismo vivo se requiere menos cantidad de materia. Con un ejemplo, si existen cien partículas y se consideran seres vivos a los formados por diez de ellas, existirán diez seres vivos. Si, tras una revisión, se acuerda que los seres vivos lo son a partir de cinco partículas, la población, según este nuevo criterio, se habrá duplicado.

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Imagínense una mujer exhuberante, tetona, maravillosa que va en el autobús, tan contenta. Se le acerca un hombre, un desconocido, un ser humano con corbata. Sin pudor, sin darle importancia se arrima a la belleza. Y le toca las tetas. Las reacciones que la mujer puede tener son varias. Nos quedamos con que chilla y se lo dice al chófer. Chófer que la mira, le sonríe y le toca las tetas. La mujer lo abofetea, se baja en la siguiente parada, que no es la suya. Va a cambiar de línea. No se puede creer el descaro de los dos hombres. Se sube al otro autobús, cuando llega. Pica billete, el nuevo chófer le toca las tetas. Vuelve a chillar. Sale del autobús, pide un taxi, para que la lleve a la Comisaría. Va a denunciar. Gracias a que el taxista esperó hasta llegar al destino y haber cobrado para tocarle a la mujer las tetas, ésta continúa su aventura y yo escribiendo. En la Comisaría se explica: - Quiero denunciar que me llevan todo el día tocando los senos (Porque es una mujer fina). El que le toma declaración no, estudió en malos colegios, le toca las tetas. Diez tocamientos después, se encuentra ella ante el tribunal, para exponer su caso, surrealista por demás. Tres mujeres del jurado no le tocan las tetas. Los demás lo hacen, cada uno a su manera, según estilo y particularidades. Y entre los que acarician y los que apretujan, después de meses, se ve encadenada en la Moncloa, con un cartel que la cubre y la protege, donde pide un país sin magreos gratuitos. Cepos alrededor.
El Señor Rodríguez Zapatero lo lleva planeando una semana, recibió el e-mail en que se invitaba a todos los hombres a un acuerdo tácito cuyo contenido se pueden imaginar. La dignidad sucumbe siempre ante el deseo y ahora se desliza entre los cepos, en la noche. Cuidadosamente aparta el cartel, y le toca las tetas a la dama:
- Pues no es para tanto.
Y vuelve, silenciosamente al edificio, a la cama, al sueño.

1 Comments:

Blogger Raepertum said...

Que los encargados del censo tendrían un serio problema.

7:48 AM  

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