Pensamientos, palabras y música

Schopenhauer distingue entre voluntad y volición, entre la particular motivación que precede al esfuerzo y la energía metafísica que impulsa al crecimiento a todo lo que es y existe, impulsora de la evolución misma, fuerza irresistible, pasión que justificaría, traspasado el concepto hasta Nietzsche y sus discípulos, ciertos excesos que los germanos cometieron en el pasado siglo, en nombre de ideas mal entendidas. Nunca se debe mezclar lo invisible con lo perecedero, la idea muere en el acto ¿Realidad? No, gracias.
A veces, parado en mitad de mi jardín, al filo de la piscina o, mientras cago, sentado en el váter donde alumbré mis mejores ideas y forgé la mitad de mi personalidad, siento como vibran las partículas a mi alrededor, como la materia se estremece y el mundo, oponiéndose a otra fuerza de igual vigor, la Entropía, se expande para renacer y depurarse, para que la vida se multiplique y crezca, para hacerse sutil y aproximarse a la idea que debió servirle a Dios como modelo.
Nos acercaremos cada día más a nuestro deber ser, si no nos absorbe un vórtice que lo desordene todo, y será gracias al impulso, a esa fuerza que emparentamos con la voluntad, a la que otros preferimos llamar Inspiración.