Thursday, May 05, 2011

Rocío

Pequeños momentos que traicionan la delicadeza del presente, pasajeros de lo inmortal eterno, de la flor petrificada de la memoria. Los dedos y los labios, los pasos y la huella invisible de un beso, retenido en un instante profundo, completo. Decisiva, transpone al sol y al laberinto, muda mi deseo, me pierde.
- Te quiero, idiota. - Suele decirme cuando la miro. Siempre sabe responder a mi mirada, a mi tacto, a mi ausencia. Benévola y fácil de herir, fácil de querer, sencilla. Y dispuesta, y necesaria, y propia. A veces me pregunta (¡Como si fuera a suceder algo parecido!) porque teme que yo mude, si la dejaré de amar desesperadamente, de adorar y de morder, princesa de calor. Y yo no sé de qué manera decirle que nunca.
Nunca.
Estoy tan retirado del resto del mundo, como dentro suya. No me importa, me da igual que el Universo implosione, y se quede en un punto en forma de gancho, para colgar nuestra ropa interior. Te quiero, aunque seas compasiva, y recicles, y veas el lado bueno de la gente. Te quiero a ti, más allá de este presente, presente eterno.
Lluvia eterna de Nerja.

1 Comments:

Anonymous Rocío said...

Te quiero, idiota (y ahora mismo tengo una sonrisa de tonta que ni te cuento.)

9:38 AM  

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