Malabarismos y exhibiciones

Tenemos cantantes metidos a filósofos, cantantes metidos a políticos, cantantes metidos a puta. Y tenemos la SGAE, que es cosa de otro mundo. Sin descalificaciones, pero han llegado al punto en que debiera salir de ellos disolverse.
Hay un medio, éste, que es mejor que otros por cuanto es plural hasta el punto en que siempre hay alguien dispuesto a indignarte, que podría abrir la cámara sellada, robar la exclusividad de las tiendas de tendencias y hacer caer a muchos grandes hombres, dispuestos a decirnos qué pensar, relativizando toda imposición con la voz de miles que se manifestarán en desacuerdo.
Entonces ¿Estamos de acuerdo en algo? ¿Podemos llegar a decir algo concreto de la vida, el amor o la soledad del hombre que sea aceptable aquí y en China?
Entre nosotros hay hasta quien niega la existencia, la validez de su enfoque o la necesidad de los instintos. No hay manera de ponerse de acuerdo con estos individuos y puede llegarse al punto en que convenzan a alguien.
Esta especie, la de los metafísicos, es ciertamente el más peligroso de los terrorismos, por cuanto ahoga hasta la más íntima patria. Si algún día queremos llegar a algo parecido a un Acuerdo Universal, la prioridad debe ser expulsar a estos nihilistas del propio Universo. Sinceramente, si alguien está dispuesto a dudar de su realidad, lo más honesto es darle una certeza, en forma de tiro por la espalda.
Ruegos y preguntas