Sunday, July 16, 2006

Lo que queda de la noche

Es sencillamente bella, suave, tenue, dolorosa, es la mujer que te arranca el corazón con mirarte y se llama Corinne Clery, con sus ojos claros y apagados, inmortal en la pantalla de mi ordenador, eternamente suspendida en su belleza, princesa, zorra, mujer.
Esta es una noche para trepar por la enredadera hasta algún balcón, para matarse lentamente con alguna droga sofisticada y acabar escupiendo sangre como el otro día. Porque lo que no te deja fuera de juego, lo puedo jurar, te hace más fuerte.
Y mientras las palabras salen, me quedo con esa mirada, con el tacto de su piel cuando rodaron la película, con mi admiración profunda e incondicional, mi total rendición a los encantos con que la naturaleza le regaló.
Nació en 1950, empezó su carrera con películas eróticas y de bajo presupuesto, fue chica Bond en Moonraker, desarrolló la mayor parte de su carrera en Italia.
Hará seis años que no le dan una película.
Los domingos deberían estar llenos de finales inesperados y cambios en la trama de la vida, pero nos empeñamos en actuar como adultos y no interpretar "novelescamente" nuestro papel, como yo desearía.
La mejor razón que encuentro para preferir los domingos de calentura a las tres menos veinte al deslizarse monótono hacia el principio de la semana es que nunca sabes dónde se detendrá tu mente, donde se posará la idea, y hoy han tocado las divinas tetas de Corinne Clery. He tenido suerte.

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