La mística del día después de la sangría
Claro que si piensas de manera filosa corres el riesgo de hacerle daño al que tienes delante, y si amas podrías encadenarte a un peso que te sumergiera a través del piso, y ahogarte. Pero no busques tampoco, porque los ojos se te pueden salir de las cuencas y no querer volver a saber nada de ti, y serás un vagabundo ciego.
Puedes quedarte sentado. Sí. Pero si te quedas sentado mucho tiempo, la arena húmeda que transporte el aire te cubrirá, y al secarse solidificará a tu alrededor y serás una estatua contra la que jueguen los niños.
Prueba a volar, nada malo le pasa al que vive unos centímetros por encima del suelo, rozando con los dedos de tus pies la tierra cuando necesites alimentarte de su juventud. Y así ir de un lado a otro, mirándonos a todos un poco por encima, hasta que alguien se moleste de tu altura y decida bajarte con un tiro, o encadenarte al mar para que no escapes.
La solución a la vida no es fácil, la mejor manera de pasarla es jugando al verdugo, al redentor, al personaje pero ¿y si no quieres ser mesías, ficticio o policía de tu Edad? Habrás de aceptar ese destino que empareja la vida con la muerte, y serás mortal hasta la última gota de tu sangre, y no habrá vela encendida en el conservatorio ante tu foto que te ayude a subir al cielo.
Vivir es amar, buscar, volar, meditar y hacer daño, la renuncia a estas prácticas ascendería tu espíritu hacia el paraíso, pero si nada de esto haces, tampoco tendrás nada que llevar. Así es el aire que respiramos.
Puedes quedarte sentado. Sí. Pero si te quedas sentado mucho tiempo, la arena húmeda que transporte el aire te cubrirá, y al secarse solidificará a tu alrededor y serás una estatua contra la que jueguen los niños.
Prueba a volar, nada malo le pasa al que vive unos centímetros por encima del suelo, rozando con los dedos de tus pies la tierra cuando necesites alimentarte de su juventud. Y así ir de un lado a otro, mirándonos a todos un poco por encima, hasta que alguien se moleste de tu altura y decida bajarte con un tiro, o encadenarte al mar para que no escapes.
La solución a la vida no es fácil, la mejor manera de pasarla es jugando al verdugo, al redentor, al personaje pero ¿y si no quieres ser mesías, ficticio o policía de tu Edad? Habrás de aceptar ese destino que empareja la vida con la muerte, y serás mortal hasta la última gota de tu sangre, y no habrá vela encendida en el conservatorio ante tu foto que te ayude a subir al cielo.
Vivir es amar, buscar, volar, meditar y hacer daño, la renuncia a estas prácticas ascendería tu espíritu hacia el paraíso, pero si nada de esto haces, tampoco tendrás nada que llevar. Así es el aire que respiramos.
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