Tuesday, April 10, 2012

Desempolvarse

... arrodillado frente a un pájaro abierto. Los pequeños gusanos devorándolo mientras lo hago moverse con un palo. Llega un momento - piensas mientras lo escribes - en que las palabras no llegan a ser suficientes y te sientes atraído por lo visual, y aquí está la degeneración de la creatividad: Cualquier cosa que puedas expresar debería de ser posible expresarla únicamente con palabras. Si pones una cámara delante de un cuadro no te devolverá más que la imagen falseada por un ojo artificial. Así que sigues golpeando, el palito se dobla, quizá acabe por quebrarse y luego pasas al salón, o simplemente estás ahí, pero quizás deberías narrar como caminas pesadamente o sobrecargar al lector con omisiones sobre el trayecto. Es la clave de todo buen relato, y de todo relato malo: La historia que no cuentas.
Lo cierto es que, coherente con el declive que todo parece sufrir a mi alrededor, con la pesada monotonía y la inhabilidad, falta de fuerzas para remontarme y traicionar a la corriente, llevo años sumergido en la trampa de lo visual. Hasta quise insinuar en la primera entrada del año que iba a mostrar mi rostro pero ¿serviría eso de algo? Quiero decir, yo tengo cara, los que me leéis tenéis cara. Y, al final, todas las caras son más o menos iguales. Acaricié la idea de dar un paso al frente, aún me la planteo, como quien se inventa un ejército de un sólo soldado, dispuesto a atraer la atención y a canalizarla hacia alguno de los proyectos que me voy planteando y que soy incapaz de concluir, porque es necesario señalar que el palo siempre acaba por romperse y, el cadáver ya no puede ser movido si no es usando el dedo directamente (Lo que me da un poco de asco y me suele llevar a usar guantes). No se puede escribir bien con ellos, particularmente con los que están hechos de goma.
Pero creedme si digo que tenía alguna buena idea, y sé que eran buenas porque son robadas de otros que las robaron a su vez. Sin originalidad tampoco hay riesgo: Estuve echándole un ojo goloso a "Reefer Madness" y tuve ideas dispersas para un cómic. Luego llegaba a casa y, si el fin de semana estaba próximo, empezaba a comprometerme en planes incompatibles con un ritmo de trabajo necesario. No es, por tanto, bloqueo, tiene que ver más con un "cansancio estructural" o una falta de vanidad por mi parte, fiebre de los treinta o dispersión libidinal o bajo nivel de autodesprecio con la consiguiente desesperada falta de reacción compensatoria.
Así que, con el alma de una tarde naranja de domingo, con su tele de fondo incluida, me despido de este post deseándome un ánimo más propicio, que estoy hecho un coñazo.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home