Monday, February 06, 2012

Pueblo de huesos

La alcaldesa de Villamuerte perdió su última muela al explotarle aquella bala en la cabeza, restos de su ser empapando la acera, el trabajo de reconstrucción facial para no deslucir en los carteles por las siguientes elecciones fue tan fino como un cirujano sin dedos. Lo que a ella le gustaba predicar sobre la necesidad social colisionaba (Digámoslo educadamente) con sus cuentas personales, parásitas del presupuesto público pero, si a la mitad podrida del electorado no le preocupaba que le robasen, los espectros, la meiga que se paseaba por el jardín de hierba azul y el caballo parlante tampoco tenían ganas de entrar en disputa.
Y así pasaba el tiempo, entre gusanos y abracadabras, a veces persiguiendo a aquel vecino, del que se sospecha que todavía tiene alma, el muy lleno de carne, o también dando paseos con la moto (Más bien arrastrándola y haciendo el ruido del motor con la boca) Alguien hizo un péndulo de ojos. Alguien se escondió del frío, porque su forma le recordaba a una guadaña. Y todos nos mirábamos sorprendidos cada vez que algo nuevo sucedía, porque era Villamuerte y no estaba bien diseñada para las sorpresas. Y todavía era capaz de darnos miedo...

0 Comments:

Post a Comment

<< Home