Sunday, March 23, 2008

La luz que no sabe vibrar

Como si la luz pudiera hacerse jirones, y un pedazo cayera en la tierra, fecundándola. Sembrando de luz la montaña, haciéndola emerger de por debajo de las piedras. Como si toda la villa se hiciera incandescente, a punto de estallar, y de su entraña surgiera un engendro inasible, y refulgente, y hambriento de oscuridad.
Y si esta criatura fantástica nos cogiera de la mano y señalase la luna de la que provino. Sin poder adivinar su sonrisa, ni resistir su mortal abrazo. Nuestra carne abrasada caería dentro de profundos cráteres, de verticales simas, creando la nueva raza, dando bocas a los espejos, haciendo hablar a las llamaradas imaginarias, habitantes del reverso de nuestros ojos.
Un día estas dos razas podrían dejar de odiarse, y de ser la una víctima de la otra. Podríamos flotar si ellos pudieran besar, podríamos no morir, si ellos pudieran comer. Podríamos adivinar, si ellos pudieran respirar.
Pero nuestro destino nos dirige. Somos hojas inclinadas ante el árbol milenario de la muerte y la luz sigue a su meta, horadando nuestra alma dolorida, como quien entra en un Supermercado, se come un bollycao en el pasillo, y sale sin pagar y con un cromo de Pokemon.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Lo de quedarse con el cromo de pokemón es como meterle el dedo en el lojo al dueño del supermercado. Vamos, un pasote.

8:41 AM  

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