Saturday, August 23, 2008

Dos vecinas conversan

Mi niño - decía Maricarmen - es muy especial. Los psicólogos me lo han dicho. Que tiene inteligencia emocional y que eso es bueno.
- ¿Inteligencia emocional? - preguntó Pelusita - ¿Qué es la inteligencia emocional?
- Pues mira, por una parte consiste en poder entender a los otros. Y saber manipularlos. Un ejemplo: Mi Freddy estaba en clase el otro día...
- ¿No lleva tres años en el mismo curso?
- Déjame terminar. Mi Freddy, estaba en clase, y *se le apeteció que un niño que se sienta al lado suyo, se quitara los calzoncillos y se los pusiera en la cabeza mientras el profesor daba clase. Total, gracias a su inteligencia emocional, Freddy calculó que la mejor estrategia era decirle al niño que si no hacía lo que él quería, le pegaría.
- ¿Y el niño lo hizo?
- Claro, porque Freddy tiene inteligencia emocional.
- ¿Y no es porque les saca veinte centímetros a todos sus compañeros de clase?
- Ay, calla. Te pondré otro ejemplo. También tiene que ver con controlar sus emociones.
- Aaah.
- Estaba mi Freddy el otro día en la esquina del bar. Frente a él, pum, un accidente. Un coche que atropelló a una mujer. Iba tan rápido que la cabeza se le separó del cuerpo, y fue rodando hasta donde estaba mi Freddy quien, con absoluto control de sí, de un chut la devolvió hasta donde estaba el cuerpo. Incluso tuvo la templanza de reírse mientras lo hacía.
- Mira que te tengo ley, pero creo que tu niño está como una cabra.
- Que no, joder. No entiendes nada de psicología moderna.
- ¿Los psicólogos no son esa gente que tiene cuatro teorías para explicar cada cosa y que quedan en ridículo cada vez que un psiquiatra con dos pastillas les ahorra a uno de sus pacientes un tratamiento de años?
- Mmmm. Mira, Pelusita, tú deberías hablar sólo sobre lo que entiendes. Porque además hay otra cosa que te puedo decir. Freddy tiene inteligencia emocional porque sabe entenderse a sí mismo y actúa siempre en consecuencia.
- A ver, yo eso no me lo creo.
- Pues mira, ahí viene. Que te quejas mucho, después de que se ofreciera a sacarte al perro.
- ¿Por qué lleva gorra si está atardeciendo? ¿Por qué tiene ese mordisco en el brazo? ¿Y dónde está mi perrito?
- Niño, le estaba hablando a la vecina Pelusita de ti y de tu superioridad. Por cierto ¿Dónde está el perro?
- Verás, *Má, es que me entró hambre a medio camino. Entendí que tenía que comer. Y me lo comí.
- ¿Al perro?
- Adapté las circunstancias a mis necesidades.
- Hijoputaaaaaaa.
- Quita, zorra, si me matas irás a la cárcel.
Pelusita, ante la inapelable verdad de la afirmación, quedó quieta demostrando, una vez más, la enorme capacidad de manipulación y el superior intelecto de Freddy.

FIN

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